Foro de la MUJER

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Apertura del Foro de la  Mujer Marzo del 2005

EL CONTRATO MORAL 

 

La doctora Diana Maffia fué la disertante del "CONTRATO MORAL  " , Aquí ,en la cabecera del almuerzo con Bela Tedin Uriburu y Marcela Miguens presidentas del Foro de la Mujer.

Marcela Miguens dando la bienvenida a las mujeres del Foro ..En la cabecera  Diana Maffia e Ivonne Bordelois.

"Quiero agradecer la presencia de cada una de ustedes, hoy somos más de sesenta y hay algunas caras nuevas, A todas les doy la bienvenida al Foro de la Mujer en el 2005.:

Tenemos el propósito este año de atraer más mujeres jóvenes, sería lindísimo que este fuera un espacio de compartir madres e hijas , un espacio de compartir intereses  de un humanismo profundo que va más allá de los intereses generacionales.Como por ejemplo, el gusto por el diálogo, el respeto por el otro, la responsabilidad de ciudadana, como ayudar a construir una democracia de verdad o simplemente la búsqueda de la verdad, el bien o lo sagrado.

Pensar juntas un sentido para nuestro futuro es lo que dá un sentido a nuestro presente. Y voy a citar a Victor Massuh en su libro"Cara y Contra Cara" porque refleja hoy ,el espíritu de este Foro:

" No puedo dejar de pensar nuestro futuro como un empeño de tradiciones que DIALOGAN , de etnias que pierden su pureza que no resultó ser otra cosa que miedo, odio, o indiferencia. Imagino lenguas de escasa difusión emergiendo a la universalidad de la mano de autores equivalentes a Dante, Geothe o Borges, único remedio de fondo a la invación empobrecedora del monolinguismo.

Imagino una Ciencia que habiendo llegado lejos y sin salir de su camino realice halllazgos compatibles con la persona religiosa. Y que aún sin confundirse la razón y la fé se tiendan la mano"

Elegimos para este primer encuentro un tema crucial: "El Contrato Moral" y nuestra disertante es la Doctora Diana Maffia, que ya estuvo el año pasado con nosotros hablándonos de "Liderazgo de Mujeres y Feminismo".

Bela Tedin presentó a Diana y al Instituto Hannah Arendt

Diana Maffía es doctora en filosofía (UBA) Docente universitaria de grado y posgrado, investigadora del Instituto Interdiciplinario de Estudios de Género(UBA) De 1998 a 2003 fué Defensora del Pueblo en Derechos Humanos y Equidad de Género. en la Ciudad de bs As. En la actualidad es directora academica del Instituto Hannah Arendt.

Instituto Hanna Arendt Desde mediados  de 2004 , con la dirección de Elisa Carrió y la direccion académica de Diana Maffia, comienzan sus actividades el Instituto Hannah Arendt  por el que pasaron desde entonces mas de dos mil alumnos tanto en el curso general . El poder, la verdad y la cuestión del otro" como en sus numerosos seminarios breves , cursos talleres, conferencias, y desayunos de trabajo. Prestigiosos docentes y acadpemicos brindaron su conocimiento y el resultado de sus investigaciones recientes, en un ambiente pluralista y preservado de la lucha partidaria., abierto a todas las personas que quieran encarar una formación no convencional para pensar y construir una praxis política diferente.El Instituto funciona en Rivadavisaa 1479 . telefonos 4383 4583 y 4383 4529 . Pueden recorrerse sus múltiples actividades en sitio internet      www.institutoarendt.com.ar

EL CONTRATO MORAL

Diana Maffía

Platón pensaba que el alma humana había vivido en un mundo perfecto. El cristianismo toma luego la filosofía platónica, considerando la divinidad del cuerpo y la degradación del cuerpo.

Para Platón el cuerpo era como una cárcel para el alma, era el aspecto terrenal que ataba al alma a cosas imperfectas. El alma había vivido en el mundo de las ideas que estaba arriba y que tenía que venir abajo, al mundo real, a encarnarse, a apresarse en un cuerpo imperfecto, en un mundo que imitaba las formas perfectas sin llegar a la perfección. Quien sólo tiene el conocimiento de lo que tiene alrededor, no tiene un verdadero conocimiento, porque este último es el que puede pasar de esa imperfección a la perfección de las ideas que les corresponden a las cosas imperfectas. Por eso Platón pedía que sus discípulos supieran geometría, porque quien sabe geometría puede conocer que, detrás de la representación de un triángulo o un círculo imperfecto, está el concepto de un triángulo o un círculo perfecto.

Para Platón era necesario diferenciar la perfección de la representación real, y esta distinción había que hacerla con todo el mundo real. El cuerpo era muy degradado por ser un lugar de encarcelamiento. Él creía en la reencarnación, en la transmigración de las almas, por la herencia de la filosofía egipcia y persa. Una vez que alguien muere reencarna en otro cuerpo, con una carga positiva o negativa, y por lo tanto en un sujeto mejor o peor. En la explicación de la humanidad que da Platón, el demiurgo, el creador, creó un conjunto de seres prefectos, todos varones, pero algunos de ellos fueron cobardes y reencarnaron en mujeres, que era un sujeto degradado. Esto era un castigo por no haber sido suficientemente valientes. Como el demiurgo es piadoso, puso la transmisión sexual como un consuelo. Los varones saben que las mujeres son inferiores, pero se sienten atraídos inevitablemente hacia ellas. Esto compensa la inferioridad de estas criaturas.

Platón era un poco misógino. En la cultura de esa época se valoraba al igual, al que tenía la misma jerarquía. La vida intelectual sólo era posible entre hombres. Los jóvenes eran sujetos que podían tener una relación espiritual profunda, que no podían tener las mujeres. Éstas sólo podían tener una relación reproductiva, pero no una relación amorosa entre pares.

Platón va a explicar el conocimiento a través del amor entre pares, el amor homoerótico. Platón dice: el maestro ve a su discípulo joven y bello, y el discípulo ve a su maestro sabio, y lo admira. Ambos se sienten atraídos, uno por el otro. El conocimiento consiste en que esa oportunidad de ver al discípulo bello, le sirve al maestro para llegar a la idea de belleza, y esa oportunidad de ver al maestro sabio le sirve al discípulo para llegar al concepto de verdad. El amor platónico asciende desde la atracción más inmediata hacia el aspecto conceptual, por eso es un amor que no se consuma. Si el amor se consumaba dejaba de tener el privilegio de acceso a la sabidurí

Hay un mundo al que yo puedo llegar con mi intelecto, y un mundo al que sólo puedo llegar con mi sensibilidad. Si me dejara llevar por mi sensibilidad, aparece el mito de la caverna, metáfora en la cual si los sujetos están atados a una caverna donde sólo ven las figuras que se proyectan en el fondo de la misma, creen que el mundo es lo que aparece allí, porque no han tenido la oportunidad de ver otra cosa.

La cuestión de la visión intelectual también transita por el dolor, porque esa visión produce dolor, ceguera. Ver la verdad no es algo cómodo, como tampoco lo es retornar al mundo y tratar de trasmitir la verdad. Es ese sujeto el que tiene que decirle a los otros que el mundo no es lo que están viendo todos los días, sino otra cosa que está en un mundo al que ellos no pueden acceder. Ese sujeto que trasmite cómo es el mundo no es aceptado, es un sujeto molesto.

Sócrates muere por molesto, porque pregonaba, entre otras cosas, que los jóvenes no tienen que obedecer a los adultos, que sólo hay que obedecer a la racionalidad. Un esclavo puede llegar a razonar de la misma manera que un amo, y él lo muestra en uno de los diálogos. Se puede extraer el conocimiento que el esclavo tiene adentro por medio de la inducción. Él hace un trabajo de parto, de mayéutica, de inducir que salga lo que el sujeto tiene adentro, que es su capacidad para llegar a la verdad. Hay una percepción sensible que no nos da acceso a la verdad, pero nos da la oportunidad de ascender en esa percepción a la contemplación. Pero todos los sujetos no tenemos la misma oportunidad, ahí viene la cuestión de la espacialidad.

Platón cree que hay tres almas: una racional, alojada en la cabeza, que tiene que ver con la vida contemplativa, la conceptualidad, la racionalidad, la capacidad de abstracción: es el alma propia de los filósofos o de los matemáticos, destinada a regir los destinos de otros porque pueden ver la verdad. Por eso en "La República" habla del filósofo rey. Quien tiene la capacidad de ver la verdad, los conceptos, es quien tiene que regir los destinos de esa comunidad.

Otra alma es la irascible, alojada en el pecho: es el alma de los guerreros, de los soldados. Tiene que ver con la valentía, el arrojo, la audacia. Es el alma que tienen los que deben ocuparse de la seguridad de la ciudad.

El alma más degradada, porque es la que está más abajo, ubicada en el vientre, es la concupiscible, que tiene que ver con los bajos apetitos. La idea de placeres altos y bajos placeres o bajos instintos tiene que ver con la espacialidad. Lo que está abajo es inferior y degradado. Este alma tiene que ver con la comida, la bebida y el sexo, cosas apegadas a la materia, y que por lo tanto estaban degradadas. Era el alma de quienes comerciaban, de los que tenían manipulación con cosas materiales, los artesanos por ejemplo, y era el alma de todas las mujeres. Éstas sólo podían tener alma concupiscible.

Aristóteles también hablaba del alma racional. Decía que en el alma hay un aspecto racional y otro emocional, el primero debe gobernar al segundo; lo que no pasa en las mujeres, que tienen una excesiva emocionalidad que les impide razonar y por lo tanto no pueden tener funciones de responsabilidad. Los argumentos cambian pero el lugar siempre es el mismo.

Platón decía que todas las mujeres tenemos alma concupiscible porque tenemos útero, que condensa toda esa energía, porque es una especie de criatura independiente, poseída del deseo de hacer niños. Es un demonio dentro de otro demonio. Era una especie de antecedente de la vagina que muerde de Melanie Klein. Es un demonio que no obedece ni siquiera a su dueña, porque en realidad no tiene dueña. Esa criatura es la que domina el temperamento de la mujer, y por eso todas las mujeres tienen alma concupiscible.

Pensemos que útero en griego se decía "histeron", de donde proviene la palabra histeria. La frase "todas las mujeres son unas histéricas", seguramente viene de Platón. Es decir, son imprevisibles porque están dominadas por algo que un varón no puede comprender en términos lógicos, porque tiene que ver con un impulso biológico. Agregado a esto, las mujeres se vuelven locas una vez por mes. Éste fue un argumento utilizado en el senado de la nación para no aprobar la ley del voto femenino. Si un tercio de la población está loca en la semana que hay que votar, nos arruina la vida cívica.

Esta idea de la espacialidad del alma, de las dicotomías, determina lugares sociales atados a la biología y a un destino social que parte de una naturaleza. Se naturaliza la identidad, el lugar social que corresponde a esa identidad, la jerarquía que se corresponde a esa identidad, en antagonismo con otra que es dicotómica. Esta naturalización se transforma en un destino social que tiene dos efectos morales: cuando naturalizo los lugares sociales, esto vale también para los argumentos contemporáneos de naturalización, por un lado le resto responsabilidad al establecimiento de esa situación social, porque es una situación natural. Por ejemplo, que haya amos y esclavos no es algo que alguien decidió apropiándose de la autonomía de otro y de su capacidad de mejorar su situación social. "Es la mano invisible del mercado la que provoca que haya pobres o que haya gente que se cae de la capacidad de vivir en una comunidad". No es que alguien decidió tomar medidas por las cuales ciertos sujetos no van a poder sobrevivir, porque hay una selección social a través de ciertas medidas económicas. Hablar de la ley de la oferta y la demanda como la ley de la caída de los cuerpos, es naturalizar una ciencia que es social y no natural que es la economía, y olvidar que las expectativas y los intereses humanos y las relaciones de poder, son absolutamente relevantes para el establecimiento de determinadas medidas y no otras. Por lo tanto se trata de establecer una falta de responsabilidad.

Otro efecto moral es la designación con el lugar que a uno le ha tocado por naturaleza, una inmovilidad para la emancipación. ¿A qué sujeto se le ocurriría emanciparse de su propia naturaleza? Es una situación trágica, es el lugar que nos ha tocado. Si somos mujeres debemos ser obedientes, porque varones no somos. Ni podemos pensar que eso es arbitrario. Tampoco podemos pensar que en esta sociedad nos tratan como seres inferiores, pero queremos modificar esa situación y vamos a hacer un esfuerzo para lograrlo. Nada de esto va a ocurrir si los argumentos son de naturalización de los lugares sociales.

Son dos efectos gravísimos para este pensamiento que jerarquiza, naturaliza, establece destino social en la propia identidad, y dicotomías en el modo en que las diversidades de la humanidad se dividen.

Estas ideas de Aristóteles y Platón son retomadas por el pensamiento cristiano, donde en lugar de haber una orientación del mundo hacia cierta finalidad, hay una voluntad divina que pone las finalidades. Todos los espacios y lugares obedecen a una voluntad divina, que establece un orden en la naturaleza semejante a un organismo. En este caso, el pensamiento se hace un poco más complejo, no es meramente una dicotomía y una jerarquía. La sociedad es como un cuerpo. Habrán escuchado alguna vez cuando se dice: hay que extirpar el miembro enfermo. Se habla de cuerpo social, de la célula básica de la sociedad, como algo de lo cual depende la construcción más compleja de otras instituciones sociales. Cuando cambia la familia, si ésta es considerada como la célula básica de la sociedad, todo el cuerpo se altera. El mismo sentido tiene hablar de un cáncer social cuando los sujetos se rebelan con respecto al lugar que deben ocupar. Todo esto está en el lenguaje de nuestra historia.

En la filosofía medieval aparece lo que se llama organicismo, que piensa a la sociedad como un cuerpo. Esto significa que algunos nacemos oreja y otros pie, y a nadie se le va a ocurrir esa condición. La sociedad es pensada a semejanza de un cuerpo humano.

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