Foro de la MUJER

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                                                                Almuerzo de Septiembre:

                                     La mujer y El Amor

" amor pasión, enamoramiento, el amor trágico en Ana Karenina , el amor cruel: Las relaciones peligrosas, el amor FELIZ"

       

Maria Cristina Melgar Lopez de Gomara ,médica psiquiátrica, psicoanalista y fecunda escritora , fué la disertante del almuerzo de Septiembre en el Foro de la Mujer presidido por Marcela Miguens y Bela Tedin Uriburu.

 Cristina habló sobre EL AMOR, amor pasión, el enamoramiento, el amor trágico en Ana Karenina, el amor cruel en Las Relaciones Peligrosas.

 Las 80 mujeres conversaron en sus respectivas mesas tratando de definir EL AMOR  FELIZ. El tema  provocó un encuentro sumamente animado y participativo...

Maria Eugenia Valenzuela, Yeya Valenzuela y Solange Cabout Cafferata, en su primer almuerzo en el  Foro de la Mujer.

 

Las mujeres del Foro en animado debate sobre el amor pasión , el amor narcisista ,el amor tánico.....y el amor feliz

 

Las Braun,                       Pelusa Mayer, Marta Stevenin  y Maria Fernanda Peters

Irene Lawson , profesora de Arte y de Religiones Comparadas, uno de los pilares  del Foro de la Mujer , Ines White , excelente Fotógrafa ,que acaba de exponer en la Galería Rubbers  y Elia Topperberg , la  autora del best seller MI MADRE ENVEJECE  QUE HAGO? ,quien trajo al Foro "YO ENVEJEZCO QUE HAGO?" su último libro recién aparecido    muy celebrado en este almuerzo.

 

La Doctora cristina Melgar Lopez de gomara hablo del Amor a partir de su libro :  "Amor ENamoramiento,  Pasión"

El amor, el enamoramiento y la pasión - dijo-  ocuparon un importante lugar en el pensamiento de Freud. Desde los inicios del psicoanálisis cuando estudiaba las histerias, durante la evolución de las teorías, en la clínica con el descubrimiento del amor de transferencia, en los trabajos culturales cuando vio al amor y la familia como creaciones destinadas a atenuar y compensar al hombre primitivo de su miedo e inermidad frente a la agresión externa y a una sexualidad sin objeto estable. Desde distintos puntos de vista la teoría del amor estuvo abierta a los desarrollos del psicoanálisis sin acceder a su teoría.

Las concepciones psicoanalíticas contribuyen a un mejor entendimiento de ese ímpetu sentimental que arrebata la vida y puede ser más hondo que la razón. Sin embargo el amor mantiene sus enigmas y su irracionalidad no termina de ser esclarecida. Quizá no lo sea nunca. El libro que escribí y el que estoy terminando son un intento de continuar la reflexión sobre este tema inacabado e inacabable.

Los determinismos del Inconsciente freudiano y la represión, la idealización en el enamoramiento y las veleidades de la sexualidad son fundamentos del amor. No bastan, sin embargo, para profundizar en esa loca y extravagante, deliciosa y sufriente aventura de sentir que se existe porque hay otro que existe.

Un otro que, cuando aparece, tiene algo del pasado infantil que reactiva los fantasmas inconscientes, los deseos y conflictos, los placeres y las culpas. Pero ese otro, el objeto externo del amor es también alguien diferente, que llega desde afuera, que es ajeno a lo conocido, extraño, desacomodador: es nuevo. Bienvenido por innovador, por despertar y poner en movimiento zonas desconocidas de nosotros mismos. Angustiante porque desafía los hábitos cotidianos, en un mundo cuyos símbolos ya forman parte del yo. El encuentro del sujeto con el objeto de un nuevo amor es traumático porque es nuevo, desubica y conmueve al ser.

En este sentido despierta un cierto odio. Es el odio que para Freud provoca lo extraño y ajeno repitiendo en el adulto el rechazo a las excitaciones que vienen del exterior. Un odio, sigo con Freud, que estuvo presente en la construcción del psiquismo y cosa curiosa si se quiere, se mantiene obscuro y subterráneo en todo nuevo amor. Lo dice Julieta: “mi único amor nació de mi único odio”. Y lo nuevo requiere ser cazado, ser incorporado a la percepción, la imagen, el pensamiento. Es así que un nuevo objeto de amor engendra el deseo de conocer el cuerpo y el alma conmovidos.

Voy a tratar de resumir la idea: todo nuevo amor es un evocador nostálgico del pasado y es un desestabilizador del mundo simbolizado e institucionalizado. Produce un corte en el Yo y pone en marcha la potencial creatividad del psiquismo. Despierta rechazo, odio inconsciente porque no está instalado en la interioridad como objeto actual o pasado de placeres conocidos o sufrimientos vividos y a la vez despierta una pasión vivificante por conocer y por vivir.

 

En “Amor Enamoramiento Pasión” destaco el papel que tiene el azar en el comienzo del amor. André Breton iluminó una visión surrealista del amor loco. Llamaba azar objetivo al punto de inflexión donde la realidad de un encuentro se transforma en cierta locura (locura claro está de la pasiones no de la psicosis). En Gradiva, la novela de Jensen estudiada por Freud, el azar hace que el tímido protagonista encuentre al bajo relieve que lo enamora. En Ana Karenina, el azar asocia el encuentro de Ana con Wronsky en la estación de tren de Moscú, con la muerte de un obrero arrollado en las vías. El genio de Tolstoi unió la ilusión instantánea de amor con la muerte y con un genial insight literario percibió el comienzo de la locura de un amor único excluyente que marcó el inicio de la pasión narcisista trágica de Ana. En Gradiva, el trozo de escultura hace soñar y delirar a Hanold como a un adolescente ilusionado con un mágico grial. Es que el encuentro con el objeto de amor conduce al sujeto hacia un peregrinaje interior y exterior, hacia adentro, hacia la sexualidad olvidada y los recuerdos no olvidados, hacia los duelos y objetos perdidos y aún más atrás, hacia el temprano originario amoroso cuando el cuerpo materno y el infantil iniciaban el diálogo sin palabras en un tiempo inaccesible. Peregrinaje también hacia fuera, hacia el mundo externo donde el sujeto enamorado busca reencontrar al objeto en un espacio cambiante, a la vez realístico e imaginario y en una temporalidad en espiral que conjuga presentes-pasados y futuros. Mientras se borran, por momentos, los límites entre la realidad y el ensueño, el mundo restituye la inquietante extrañeza de lo desconocido.

En Gradiva y Ana Karenina es notable el borramiento entre lo interno y lo externo, incluso en la agonía de Mme. Tourvel en Las Relaciones Peligrosas. La trama de sueños y ensueños, de fragmentos de realidades que se fusionan, de pensamientos que pierden lógica y de visiones que encantan, muestra lo que Freud llamó “la necesidad subjetiva de lo fantástico”. Necesidad subjetiva que se hace más clara cuando algo se pierde de la conexión con el mundo interno y externo y algo se restituye como invención.

Freud relacionó la necesidad de lo fantástico con la psicosis y con la creación artística. Es verdad, cuando el mundo del psicótico pierde sentido, el delirio acude llenando el vacío. Cuando un amor nuevo desarraiga al yo de sus conocidos placeres y sufrimientos, lo fantástico ingresa en la experiencia produciendo modificaciones en la subjetividad. ¡Qué enamorado no percibe el Dionisio que lo habita! Una de las ideas que me ha interesado y sigue siendo tema de estudio es esta enigmática articulación entre la locura pasional y la creatividad.

 

Ahora bien. ¿Por qué elegí para este libro estudiar el amor con tres novelas?

Una razón es que el campo del amor es difícil y complejo, carece de una teoría explicativa puntual y las metonimias del deseo son más accesibles que las ambiguas metáforas del amor. Los escritores, los poetas y novelistas, los artistas tienen un contacto más directo con el Inconsciente. Han proporcionado y lo siguen haciendo, insighs luminosos acerca de los procesos psíquicos que muchas veces han precedido, adelantado o facilitado los descubrimientos psicoanalíticos.

Otra razón es el enlace del amor con las palabras. Refiriéndose a la poesía de los trovadores que fue estructurante del amor romántico en Occidente, Julia Kristeva interroga: ¿el canto es una imagen del amor o el amor es una metáfora del canto? Digamos ¿es el amor lo que desde la más temprana vivencia, le dio evolución en el individuo y en la cultura a la estructura del amor pasional? o ¿es el canto y la poesía los generadores de la estructura carnal y sublimada, objetal y narcisista, pasional e idealizante que es el amor? El conocido verso del trovador cortés Conde de Poitiers le da protagonismo al dilema y al sujeto que lo enuncia: “haré un verso de pura nada”. El amor queda asociado al lenguaje y junto al lenguaje queda asociado al corte en el primer amor simbiótico con la madre, ausencia y corte estructurante que transformó el habla en lenguaje. Las metáforas literarias del amor lo ubican en su originaria relación con el lenguaje y la función paterna.

En una cierta confrontación con la idealización de la maternidad, con la consagración femenina a través de la maternidad, la literatura del amor pasión rescata a la mujer de las regiones extralingüísticas de un amor más cercano al de la simbiosis madre-hija y la reubica en el corazón mismo de los discursos de la pasión. Sean eróticos, narcisistas o tanáticos.

Lo dijo Shakespeare en las palabras de Julieta: “mi único amor nació de mi único odio”.

Lo dijo Dante cuando en el infierno habla Francesca y no Pablo y es ella quien cuenta la historia de amor, trasgresión y castigo.

Y antes lo dijo la Sulamita del Cantar de los Cantares..


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