La Gaceta de la Gestalt On-Line

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¿A QUÉ LLAMAMOS SUPERVIVENCIA?

Cómo reestructurar la posición de la terapia gestáltica en su mente

Theo M. Skolnik

Traducción : Adriana Oclander

Este artículo ha sido traducido especialmente para el Seminario del Dr. Theo Skolnik en el Coloquio de Gestalt en Buenos Aires, Agosto de 2001,con permiso del editor de "The Gestalt Journal,Joe Wysong. El original en inglés se encuentra en el tomo de 1987.

En los Estados Unidos ha surgido un renovado interés por reexaminar complicadas cuestiones como: "¿Qué es la mente?", ¿Cómo ‘conoce’ un lactante? y ¿Cómo puede hacer la familia y la sociedad para proporcionar un ambiente que estimule un crecimiento saludable?" Sugiero que los terapeutas gestálticos harían bien en unirse a esta fiesta.

La fiesta a la cual lo invito celebra un importante cambio de modelo en el campo de la psicología. Un modelo funcional es la colección de ideas que, según presumimos, subyacen a todos los aspectos de la vida que tratamos de comprender y de estructurar en algún tipo de organización. Según lo grande que sea la pieza del rompecabezas que intentamos descifrar, utilizamos, en orden ascendente, palabras como modelo, paradigma, epistemología o cosmología. No soy tan vanidoso como para creerme capaz de explicar el universo, así que no trataré de abordar la cosmología. Sin embargo, creo que todo el campo de la psicología querrá manifestarse al nivel de una epistemología. Al menos con respecto a la gente, necesitamos un modelo o una epistemología que explique cómo llegamos a conocer y organizar todos los cambios que nos afectan, y de qué manera respondemos a ellos. Esta teoría del conocimiento también se convierte en un punto de vista desde el cual percibimos y reunimos información, y en una estructura que actúa como guía para organizarse.

Este nuevo modelo no sólo incluye la estructura del tiempo sino también su dimensión, lo que la terapia gestáltica se esforzó por enunciar bajo el nombre de proceso. Y fundamentalmente, se comienza a articular el puente entre estructura y proceso, es decir la dimensión interactiva. Uno de los pioneros de este pensamiento, Gregory Bateson, otorgó tanta importancia a este modelo que trabajó en él hasta su muerte y dejó en manos de su hija la tarea de completarlo. Bateson habló del modelo de la siguiente manera:

  • Un modelo tiene varios usos: primero, proporcionar un lenguaje lo suficientemente esquemático y preciso como para que se puedan examinar las relaciones dentro del tema que está siendo modelado comparándolas con las relaciones internas del modelo. Los idiomas occidentales, en general, no se prestan al análisis de las relaciones. Comenzamos nombrando las partes, y luego las relaciones entre ellas aparecen como predicados que suelen adjuntarse a una única parte: no a las dos o más dentro de las cuales existía la relación. Lo que se necesita es un lenguaje preciso acerca de las relaciones, y en ocasiones un modelo lo facilita. Éste es el primer propósito de un modelo.

    El segundo propósito aparece cuando tenemos un vocabulario de relaciones, ya que luego el modelo generará preguntas. Se puede entonces observar el tema que está siendo modelado con estas preguntas específicas en mente, y tal vez encontrar las respuestas a ellas. Finalmente, un modelo se convierte en una herramienta para el estudio comparado de diferentes campos de fenómenos. Es sobretodo la herramienta de la abducción, que toma de los fenómenos de diferentes campos lo que comparten entre si. (Bateson, 1987, 37).

  • Lo sé, epistemología es una de esas palabras que todos hemos escuchado y que nadie sabe qué significa. La confusión se produce porque se la utiliza de diferentes maneras en distintos contextos. Para los razonamientos contenidos en este ensayo se usará de dos maneras. Una es el área de estudio que, en el campo de la filosofía, se ocupa de averiguar cómo la gente llega a conocer y cómo organiza el conocimiento en su interacción con el entorno. En otro sentido se emplea para designar un modelo o paradigma, o Weltanschauung. Como filosofía, primero el asociacionismo incorpora piezas aisladas de información sensorial y luego, después del hecho, intenta explicar cómo se organizan en representaciones. La fenomenología postula que la organización es un componente esencial del aprehender, del conocer. Ésta es la piedra angular del razonamiento que propongo. La fenomenología, y por lo tanto la terapia gestáltica, es la epistemología más compatible para todas las investigaciones que se llevan a cabo en los Estados Unidos.

    Para mí ésta es una celebración, porque no sólo soy un terapeuta gestáltico que estudió con Laura Perls sino que también me eduqué en psicología gestáltica y fenomenología. Y escuché a Wolfgang Kohler, justo antes de su muerte en 1966, insistir en que para la ciencia el mundo fenomenológico es el único que está abierto a la inspección, y que la información inicial de este mundo son Gestalten (organizaciones completas) no datos sensoriales aislados. Y ahora, finalmente, la hegemonía, el dominio absoluto del conductismo sobre la psicología estadounidense, está llegando a su fin: empezamos a ver Gestalten y a comprender cómo interactúan y se corresponden los componentes. Y esto también nos permite ver con nuevos ojos a la epistemología, es decir a la rama de la filosofía que investiga los orígenes, la estructura, los métodos y la validez del conocimiento.

    Cualquiera que observe el campo de la psicología estadounidense en la actualidad reconocerá dos cosas. En primer lugar , conductismo y la teoría del aprendizaje ya no detentan la hegemonía absoluta en todos los departamentos de psicología las universidades, como ocurrió durante por lo menos una década. Segundo, en todo el país hay muchas más investigaciones dedicadas a la psicología cognoscitiva y a la maduración de los niños. Además, la epistemología que está surgiendo es la misma en la cual han insistido los psicólogos gestálticos desde alrededor de 1920.

    Estoy hablando sobre cómo absorbemos algo —y todo— desde el exterior, y a nuestra manera de organizar la información. También a la forma en que nuestra organización influye, y en gran medida determina, qué somos capaces de aprehender en nuestro proceso de contacto. Quiero tentar al lector para que considere una epistemología radicalmente diferente .Sugiero que ésta ocupa un lugar central en lo que caracteriza la naturaleza única de la terapia Gestáltica. Hace veinticinco años nuestras técnicas tenían valor de mercado, pero hoy es nuestra epistemología la que puede convertir a la Gestalt en la terapia del presente y del futuro.

    Las técnicas propias, la colección de trucos que hemos dado en llamar métodos de terapia gestáltica, son bastante incidentales, tal vez hasta insignificantes. Por ejemplo, recordemos que los primeros en desarrollar la terapia gestáltica, Laura y Frederick Perls, insistían en que las técnicas eran invenciones creativas destinadas a ser reemplazadas por otras. En cuanto alguien afirmara que la terapia gestáltica estaba constituida por una única colección de técnicas, la terapia dejaría de existir como una fuerza vital: el rigor mortis ya empezaría a manifestarse. Y si uno trabaja sin comprender cómo hace la gente para absorber y organizar la información del mundo exterior, uno no es capaz de crear métodos para fomentar un nuevo crecimiento y NO es un terapeuta gestáltico, es un imitador.

    Recordemos que los primeros en desarrollar la terapia gestáltica nos imploraron que no cayéramos en la idolatría. No podemos hacer un molde de cemento con nuestros textos y métodos, y dedicarnos a adorarlos. Los terapeutas gestálticos que afirman que hay rituales sagrados que nunca deben abandonarse están quebrantando el espíritu más sagrado de la terapia gestáltica. Laura y Frederick Perls consideraron importante bautizar a su trabajo con un nuevo nombre, porque el psicoanálisis se había vuelto demasiado rígido como para cambiar. Ahora, acicateados por la publicación del libro de Dan Stern sobre la relación madre/niño pequeño y el psicoanálisis, los psicoanalistas organizan congresos para analizar la posible necesidad de un cambio. Sin embargo, lo que plantea mayores dificultades para el psicoanálisis son sus cimientos en una epistemología asociacionista. La terapia gestáltica, que parte de una epistemología fenomenológica, no sólo cuenta con una ventaja inicial sino que también está en muchas mejores condiciones para cambiar.

    Una nueva conciencia para los terapeutas gestálticos.

    Está surgiendo una nueva conciencia en el sistema de atención de la salud mental. Por ahora no ha sido un cambio drástico, pero pienso que lo será. Creo que la persona responsable de este desarrollo —aunque él prefería hablar de una nueva epistemología en lugar de una conciencia— fue Gregory Bateson (1972, 1979, 1987). Bateson hubiese negado con vehemencia que su pensamiento tuviera implícito algún llamado a la acción o una ciencia aplicada. El creía que la aplicación sin un conocimiento completo sólo exacerbaba los problemas. La nueva conciencia está surgiendo de áreas tales como investigaciones sobre la interacción madre/niño pequeño, terapia familiar, psicología cognoscitiva e incluso del psicoanálisis mismo. Cualquiera que acoja esta nueva conciencia tendrá que atravesar algunos cambios molestos, mientras desestructura sus viejas perspectivas y las vuelve a estructurar en una nueva integración.

    La Gestalt particular de la cual hablaré es la pareja madre/niño pequeño. Me referiré a su incidencia sobre cómo llegamos a organizar; sobre la epistemología; sobre el proceso de contacto en terapia y en todo el campo de la salud mental.

    La investigación madre/niño pequeño que hoy se lleva a cabo en todos los Estados Unidos empieza a revelar una nueva perspectiva acerca del modo en que la gente llega a "conocerse" a sí misma, a otras personas y al mundo. Esta investigación corrobora lo que los terapeutas gestálticos han estado afirmando desde un principio. En otras palabras, se podría decir que la mejor combinación de investigación, teoría y servicios se encuentra en el seno de la terapia gestáltica. Si esta conexión se demuestra rigurosamente, la terapia gestáltica estará en condiciones de justificar su afirmación, tanto ante la comunidad científica como frente al público. La persona que quiera valerse de los servicios de un psicoterapeuta podrá estar segura de que, sin duda, la terapia gestáltica es la teoría fundada en la ontología y la epistemología más certeras. Haciendo a un lado las cuestiones de marketing, un conocimiento más profundo acerca de qué significa Ser, de cómo la gente conoce su mundo y responde a él, abre las puertas al desarrollo de los medios más eficaces para facilitar una vida creativa y con coraje en el mundo. Particularmente, necesitamos demostrar que esta epistemología gestáltica es una forma de saber cuál de estos medios permite que la sociedad cuente con la respuesta más eficaz a los problemas mentales y emocionales. Ésta es la función legítima de cualquier escuela de psicoterapia dentro de la sociedad. Si no proporcionamos la respuesta más eficaz o apuntamos a su creación en la sociedad, en un nivel ecológico sólo somos otro elemento de irritación, una contaminación que la sociedad debería eliminar. La terapia gestáltica bien podría sumarse a los otros dinosaurios: ¿Imagina los encabezados? ¡Analiticosaurio, Modosaurio de la Conducta, y Gestaltosaurio, encontrados entre los escombros de la sociedad!

    Una consecuencia de un nuevo modelo o epistemología es organizar y estructurar el problema de manera diferente. La estructura determina las posibles respuestas. A nivel nacional, se está iniciando ahora un nuevo experimento denominado Prevención Primaria. Tal vez deberíamos ser agentes de prevención, en lugar de actuar como agentes de desestructuración post hoc.

    El movimiento de prevención primaria ha estado activo por más de una década y, sí, sé que pocos han oído hablar de él. Hay miles de programas en los Estados Unidos, hay varias organizaciones nacionales, hay libros, publicaciones y conferencias, y parece haber una paralización total de los medios. La prevención tiene que mirar con nuevos ojos a la madre y el lactante. Una perspectiva orientada por la Gestalt implicaría una gran contribución para una forma de conocimiento. Los generadores de la terapia gestáltica, por ejemplo Goodman (1962), intentaron abrir un debate sobre varias cuestiones sociales. Es necesaria una controversia con el sistema actual de atención de la salud mental. La prevención debe desafiar el modelo actual, y también nuestros valores con respecto a lo que consideramos patológico. Necesitamos una nueva filosofía de la ciencia basada en la empatía con el entorno, no en el control sobre él. ¿Qué estamos tratando de prevenir, y cómo podríamos lograrlo? Tenemos que ser eficaces mientras nos ceñimos al mismo tiempo a nuestros valores con respecto al tipo de personas que queremos tener (Skolnik, 1988).

    Sugiero que los profesionales son mucho más que psicoterapeutas que trabajan con individuos o grupos. Como terapeutas gestálticos sabemos que siempre hay un contexto en el cual transcurre la vida. La práctica de la psicoterapia y las diversas escuelas que compiten en este campo son aparatos sensoriales vitales de la sociedad. Para sobrevivir, un bosque tiene que ser sensible a las perturbaciones que lo afectan. Debe percibir todos los cambios y responder a ellos con el correr del tiempo. Los bosques, las sociedades, las familias y los individuos necesitan formas de "conocer" las perturbaciones que les afectan y de responder a ellas. Inquisiciones, cacerías de brujas, lobotomías, campos de concentración, holocaustos, psicofarmacologías, y escuelas de psicoterapia son formas de responder a las perturbaciones de la sociedad. Cada respuesta se forma sobre la base de lo que la sociedad "conoce". Es evidente que diferentes puntos de vista y epistemologías producen distintos conocimientos y respuestas. Resulta absolutamente obvio que lo que hoy llamamos "sistema de atención de la salud mental" es un experimento fallido.

    Los fundamentos de la prevención primaria son excelentes, y deberían tener gran significación para los terapeutas gestálticos. Es necesario recordar que la gente crece dentro de un contexto, de un entorno. Y el ambiente contribuye notablemente al estrés que enfrentan los individuos y las familias. La degradación moral (nuestro entorno social) que nos transmiten los medios no es más que la punta del iceberg. De arriba abajo, la conducta poco ética parece ser la norma. El inspector de servicios cloacales recibe coimas; el contratista cobra 600 dólares por una tapa de inodoro de plástico; todo el sistema de Wall Street se deshace. En Nueva York hay líderes de municipios y condados condenados a prisión; los asesores de seguridad nacional no pueden ser procesados por sus transacciones multimillonarias criminales ya que cuentan con inmunidad legal, y los presidentes no pueden recordar qué comieron en el almuerzo. La sociedad no está sobreviviendo: los recolectores de basura no recibieron una paga lo bastante grande como para limpiarlo todo.

    La psicoterapia no es más que un experimento entre muchos, ensayado por la sociedad en su intento de comprender y promover aquello que considera una naturaleza humana "auténtica". Creo que la psicoterapia dedicada a hacer más confortable los saldos desfavorables de la sociedad perdurará un largo tiempo. A pesar de lo que dije acerca de los dinosaurios, no hay peligro de que de pronto los psicoterapeutas se conviertan en una especia extinguida.

    La terapia gestáltica es sólo un intento más de la sociedad para responder a las irregularidades que surgen de la línea de montaje social. Igual que cualquier otro experimento social, sólo puede justificar su existencia (en la ecología) si cumple con la tarea que se espera de ella. Y no me refiero sólo a un trabajo adecuado: tiene que ser eficaz. Una escuela de terapia compite con otra en la supervivencia del más apto. Ahora bien, no olvidemos que en un sistema ecológico, el más apto es el capaz de "conocer" con eficacia las perturbaciones que actúan sobre él —es decir los cambios—, y de responder del modo más adecuado a esos cambios. En un sentido de marketing, el más apto es el punto de vista capaz de posicionarse mejor en la mente del usuario. Como cualquier otra unidad en la organización social, la terapia gestáltica necesita contar con un punto de vista desde el cual "conoce" los procesos que la afectan y el modo de afectar esos procesos.

    Si la terapia gestáltica tiene algún alegato poderoso ante las comunidades científica y clínica, creo que es el hecho de que su sostén, la filosofía fenomenológica que forma los cimientos de la terapia gestáltica, está siendo convalidada actualmente por investigaciones sobre la pareja madre/niño pequeño. Por ello, los terapeutas gestálticos pueden apelar a una colección creciente de investigaciones que convalidan sus procesos, así como las terapias de modificación de la conducta lo hicieron con las investigaciones en teoría del aprendizaje. Recordemos que esta última no nos dice nada acerca del aprendizaje humano. Es un argumento que no se sostiene frente al escrutinio experimental. Está siendo reemplazada por lo que ahora sabemos acerca del modo en que los niños aprenden. ¡La terapia gestáltica debería contribuir a que el público se entere sobre estos nuevos hallazgos!

    El mensaje que estoy transmitiendo (y que espero el lector reciba) es especialmente pertinente para los profesionales que afirman que su trabajo está basado en una ontología/epistemología existencial-fenomenológica. En mi opinión, los terapeutas gestálticos forman parte de ese grupo. ¿Qué es una ontología? Si se empieza con una noción clara y coherente acerca de lo que es Ser, con qué comienzan los seres humanos y cómo viven en el mundo,se está en mejor posición para sugerir que determinada acción es más o menos auténtica, es decir, más coincidente con la propia ontología. Esta cuestión de la autenticidad no se inició solamente con las demostraciones de Frederick Perls. Se sabe que él se subía al escenario y pedía diez voluntarios, para luego descartar a nueve de ellos por "no ser auténticos". Ni la Gestalt ni el existencialismo inventaron la autenticidad. Durante cientos de años, las cuestiones relacionadas con la sinceridad y la autenticidad fueron una preocupación dominante para la sociedad (Trilling , 1972). Pero la autenticidad requiere una discusión aparte.

    Ahora bien, recordemos que estoy hablando de una colección de mentiras. Ciertamente, cada perspectiva del mundo que nos ha sido impuesta es una colección de mentiras. Y con gran poder y eficacia, todas ellas han pretendido ser "La Verdad". En cuanto al asociacionismo, ha habido un consenso tan amplio en la comunidad científica que para el público pareció ser realmente "La Verdad", y las personas que pelearon con uñas y dientes para defenderla ya estaban muertas con manifestaciones avanzadas de rigor mortis. No, el signo de verdadera inteligencia es la "Plasticidad", una organización flexible. Por lo tanto, el lector no debe olvidar que la epistemología que estoy adoptando es una mentira conveniente, y no otra "Verdad". Casualmente, hoy resulta muy útil porque es la que mejor combina con todas las investigaciones acerca de la pareja madre/niño pequeño.

    La nueva conciencia es una conciencia de interacción, y una de sus importantes implicaciones aparece cuando hablamos de límites. Para que dos aspectos interactúen, deben estar lo suficientemente diferenciados entre sí. Tiene que haber contacto entre ellos, no confluencia. Bateson (1979), lo expresa en la frase "La información es una diferencia que marca una diferencia". Por lo tanto siempre nos referimos a los límites del yo-otro, no sólo a los del yo. Cualquiera sea el trabajo que hagamos con los pacientes en relación a la individuación-separación, siempre incluye separación/intimidad. La vieja plegaria gestáltica "tu haces lo tuyo, yo hago lo mío, y si no nos encontramos mala suerte", puede estar necesitando una cierta revisión. ¿Quién es responsable ante quién?" Si no te agrada que yo sea cáustico y abrasivo, tienes la responsabilidad de imponerte y erigir sus propias barreras." "De ninguna forma soy éticamente responsable por mi comportamiento hacia ti." Había una pequeña regla que Frederick Perls siempre repetía: cada vez que digas "me siento culpable", cambia la frase a "me siento agraviado". La cuestión es que uno no está obligado ante nadie ni nada, que sólo saca a relucir su artillería pesada de ira y que ésa es su barrera contra los errores que los demás quieren adjudicarle. Como el padre de Frederick Perls siempre lo llamaba un shtick dreck (del idish, "pedazo de mierda"), supongo que un rechazo iracundo era un recurso creativo para evitar la culpa. Sin embargo, nunca he conocido a nadie que desarrollara una frontera yo-otro gratificante con esa fórmula. No quiero descartar por completo la sabiduría de transformar la culpa, —que suele ser una retroflexión pasiva— en la actitud activa y firme "me siento agraviado". A menudo las acciones de los pacientes afirman: "Me torturaré con la culpa, me odiaré", acompañado con un implícito "¡pero a usted qué le importa!". Y esa pasividad entraña el plan oculto "Lo desafío a que le importe, para que mi autotortura sea una exasperación que lo atormente". Sólo cuando olvidamos que "me siento agraviado" es una interacción yo-otro, esta actitud se convierte en una armadura aislante más. En contraste con la posición de aislamiento, el trabajo de Laura Perls como educadora y terapeuta promovió decididamente los límites yo-otro. Alentó a la gente a encontrar autoApoyo, y a diferenciar esto de la autoSuficiencia. Palabras tales como paranoia, narcisismo, y patología siempre involucran la frontera yo-otro. Lamentablemente suelen ser tratadas como si sólo tuviesen que ver con las fronteras del yo, con alguna referencia a la interacción agregada de manera secundaria. Pensemos en las escuelas del psicoanálisis conocidas como psicología del self y relaciones objetales. El problema no es que no sepamos nada acerca de la interacción, sino su ubicación en segundo plano. Las nueva conciencia (consciousness) la colocaría en el primero.

    En un intento por describir y caracterizar el proceso de contacto, los investigadores han evolucionado en su descripción y comprensión. Al comienzo trabajábamos con un modelo de dos individuos separados, metidos en sus propias caparazones. Hoy los investigadores están caracterizando la comunicación como interacción o ritmos de "acción conjunta".

  • Hay una relación de sistema entre el cambio en nuestra epistemología y el descubrimiento de ritmos interaccionales. Al observar las relaciones entre los participantes y los campos de acontecer simultáneo, pudimos ver los ritmos de interacción. Y, cuando vimos estos ritmos, nos encontramos todavía más forzados a adoptar una epistemología de relaciones y de cambios de acontecer simultáneo (co-occurring changes). En los años ‘50 usábamos frases como "Yo comunico" o "Él no comunica", como si la comunicación pudiera ser ejercida por una sola persona. Y, sin sonrojarnos, aplicábamos una palabra como "mensaje" para describir toda la complejidad de un medio multimodal. Luego, a mediados de los ’50, fuimos capturados por la teoría de la información, y dijimos que la comunicación era un proceso en el cual el emisor transmitía un mensaje a un receptor que lo decodificaba, y así sucesivamente. Hablábamos de nosotros mismos como si fuéramos telégrafos, pero al menos logramos reconocer que la comunicación era un suceso transitivo. Entonces dimos un paso más hacia la complejidad. Dijimos que la comunicación comprendía acciones y reacciones consecutivas entre emisores y receptores. Por todo esto, ya no podemos viajar en un cochecito infantil de la comunicación humana.
  • (Sheflen, 1982, 18)

    La perspectiva del mundo asociacionista, que ha dominado los principales modelos de salud mental —excepto el gestáltico—, dice que llegamos a este mundo sin una relación cognoscitiva con el mundo exterior. El conocimiento y los afectos deben ser introducidos de alguna manera dentro de un cerebro y un sistema nervioso cerrados y totalmente ignorantes. El conocimiento tiene que ser insertado a la fuerza, de a un dato sensorial aislado por vez. Para que los niños acepten algo del mundo exterior, es necesario recompensarlos o castigarlos reiteradamente. Y sólo las experiencias emocionales intensas o catastróficas sirven para atravesar la barrera narcisista. También existe un antagonismo cruel entre nuestras emociones y nuestro ser racional. Del mismo modo, los individuos y la sociedad son fundamentalmente antagónicos entre sí. Nunca se debe confiar en las emociones ni en los individuos. La conclusión lógica de esta perspectiva del mundo es que, si una persona asegura amar a otra, es evidente que está mintiendo. Como el amor es una emoción que debió ser impuesta contra la naturaleza animal de la gente, es un estado que carece de autenticidad. Después de varias experiencias desventuradas, ahora sé que es fácil creer que todos los amantes son hipócritas, pero no estoy seguro de que sea buena idea construir toda nuestra teoría de la naturaleza humana basándonos en esa experiencia.

    La consecuencia más conocida, y tal vez la más perniciosa, del modelo asociacionista es su teoría del aprendizaje. En este modelo, el aprendizaje, o la reorganización de la experiencia, es una operación fragmentaria. Hay un tríada formada por un estímulo, una respuesta y un refuerzo. Este último siempre es concebido como extrínseco, es decir que proviene "de afuera", y acentúa el estímulo o la respuesta. La mayoría de las teorías insistían en que el refuerzo sólo se relacionaba con la respuesta. En la nueva epistemología interaccional todavía existe al menos una tríada, pero las relaciones difieren claramente. El "refuerzo", que no siempre proviene "de afuera", es un comentario, un mensaje, algo que atribuye valor al vínculo entre dos o más componentes cualquiera que han sido dispuestos para interactuar. Lo que se refuerza no es un "fragmento" de la conducta. El vínculo no necesita ser entre dos componentes en secuencia. El valor atribuido recupera y conecta dos o más componentes. Como analogía, pensemos en los programas de administración de archivos diseñados para las computadoras personales. Cada nueva generación del programas se vuelve más compleja en su forma de vincular y reunir información de distintas áreas.

    En el proceso de psicoterapia, el paciente siempre quiere saber qué valor le atribuye el paciente a la relación entre cualquier nuevo vínculo. Para el terapeuta resulta significativo escuchar el modo en que una persona atribuye valor, su comentario sobre la relación entre. Si un paciente rechaza todos los vínculos ("no sirve de nada") o sólo adjudica valores absolutos ("no hago nada bien" o "eso ya lo sabía"), entonces no puede ocurrir ningún cambio en la relación entre. Hay algo defectuoso en la manera en que esa persona está aprendiendo a aprender. El modelo asociacionista, que exime al paciente de la responsabilidad de adjudicar valor (para colocarla en manos del terapeuta) siquiera de un "elemento" de la tríada, desalienta la posibilidad de aprender a aprender.

     

    Las novedades madre/niño pequeño

    Hasta hace muy poco, la visión prevaleciente era que el bebé no se embarcaba en ningún tipo de actividad cognoscitiva, y no se hablaba de nada que tuviese que ver con el contacto o la conciencia.

  • Las necesidades del neonato y el niño pequeño pertenecen al reino del funcionamiento biológico y están centradas en alimentarse, dormir y evacuar, en aliviar la tensión y mantener la homeostasis. (Walters, 1976, 30)
  • Este modelo (que el autor respalda con argumentos de la bibliografía psicoanalítica) contiene numerosas premisas ontológicas. Llegamos a este mundo como Seres biológicos, no cognoscitivos/emocionales. Buscamos aliviar la tensión, o simplemente reducirla, nunca aumentarla o estimularla. Y las estructuras orgánicas tienden hacia la homeostasis o la neutralidad. Esta ontología es discutible. El concepto de homeostasis, que hasta la terapia gestáltica había aceptado, es altamente problemático. Dell (1982) realizó un excelente trabajo al respecto. La homeostasis no es adecuada para describir el funcionamiento de ninguna estructura en proceso. Las estructuras no tienden hacia la neutralidad. No sobrevivirían a las perturbaciones que las afectan si siempre se movieran en dirección a la neutralidad. Una estructura homeostática neutral no cuenta con la plasticidad ni la flexibilidad como para conocer o responder con la mayor diversidad de respuestas. De hecho, siempre he considerado que esto era una inconsistencia lógica en la terapia gestáltica. Hemos tenido gran tolerancia por la excentricidad y alentado la diversidad, y aun así seguíamos creyendo en la homeostasis. Ése era el mejor modelo con que contábamos en aquellos tiempos. Muchas veces, el conocimiento implica un incremento en la tensión. La terapia gestáltica afirmó que los organismos vivos no son sistemas de reducción de la tensión. En su psicología social, Asch (1952) señaló que hay demasiados casos naturales de comportamiento social donde los humanos buscan la emoción y el crecimiento como para decir que el Ser se caracteriza por buscar reducir la tensión. Incluso desde afuera de la psicología gestáltica, Hunt (1965) argumentó que somos "optimizadores" de la tensión. A partir de nuestra interacción con el entorno, cada uno de nosotros llega a un nivel de adaptación. Tratamos de aumentar o reducir la tensión alrededor de ese nivel central.

    Si consideramos la biología y la conciencia humana de "Ser", los niveles de adaptación siempre son interacciones de historias hormonales y metamensajes. Esto se transforma en una base única para la relación de una persona con la tensión.

    Un bebé crece en un ambiente de comunicación. Hay sucesos que son nutritivos y reafirmadores, y otros que son nocivos. ¿Acaso no nos advirtió Frederick Perls que nos mantuviésemos alejados de la gente tóxica? En diversas modalidades perturbadoras, el niño pequeño necesita saber qué perturbaciones alientan el crecimiento y cuáles lo limitan. Tiene que responder para alentar ciertas comunicaciones o para desalentar e impedir algunas otras. ¿Cómo "aprende" el bebé a hacer esto? La opinión de quienes investigan el tema "madre/niño pequeño" es que los bebés nacen queriendo establecer contacto, no confluencia. Ahora bien, esto no suena como una gran noticia de último momento. Pero ciertamente, no hemos creído que se tratara de eso. Sin embargo, ¿por qué es inusual decir que nacemos en interacción con otra gente? Todas las teorías que nos han acompañado hasta ahora, que han dominado nuestras conciencias, establecen que no nacemos en interacción. Es tal el dominio que ejerce el asociacionismo británico sobre la psicología que ha incidido en nuestra conciencia, que incluso muchos terapeutas gestálticos con quienes he hablado (y que debieran estar más esclarecidos) no son conscientes del modo en que incide en su pensamiento. Al igual que la filosofía del conductismo, el psicoanálisis freudiano y el modelo biomédico, establecen que no nacemos en interacción sino como una página en blanco. Alguna motivación externa tiene que obligarnos a absorber el mundo exterior. Freud dijo que nacemos con una "barrera protectora de estímulos", Mahler lo llamó "autismo normal". Ambas son descripciones del recién nacido como narcisista. Se cree que el neonato está encerrado en sí mismo y no es consciente de lo que hay "allá afuera"; cualquier cosa, como el pecho materno, está "aquí adentro" (confluente).Y son necesarios motivos como Eros y Tánatos para explicar por qué alguna vez este niño debería tan siquiera ocuparse de la gente de "allá afuera".

    Todas las filosofías de la epistemología tratan de explicar cómo la conciencia de "aquí adentro" llega a conocer el "allá afuera", incluyendo el de otras mentes. Todas las antropologías y sociologías procuran describir cómo, desde el neandertal y el Cro-Magnon hasta las corporaciones multinacionales, la gente actúa juntamente con otra gente. La psicología motivacional especula sobre qué nos moviliza a reunirnos con otros, y todas las escuelas de psicoterapia pueden ser caracterizadas por sus posiciones acerca de amantes y aprovechadores. Para el caso, y esto está lejos de ser irrelevante, todas las religiones dictan la manera en que, supuestamente, debemos relacionarnos con el otro.

    Lógicamente, de acuerdo con el modelo asociacionista, los seres humanos son incapaces de amar "en forma auténtica". Según esta perspectiva, la naturaleza humana está construida sobre los cimientos de una agresión violentamente primitiva y egoísta. Este modelo de la naturaleza humana se basa en mitos sobre nuestros primeros ancestros, describiéndolos como brutales. Nuestra percepción arqueológica también ha sido teñida por una imagen que describe a la gente como elementos aislados de información sensorial. La paleontología actual ha encontrado rastros de pueblos Cro-Magnon que, hace 30 mil años, convivían en grupos cooperativos. Parece ser que antes de la civilización, estábamos mucho más socializados.

    Cualquiera que tenga alguna relación con bebés y niños probablemente dirá que venera a Margaret Mahler. ¡Ella tiene razón! ¿Cierto? ¡Error! Es aquí donde, de pronto, ya no somos tan amistosos. ¿Qué pasaría si dijera que la tan admirada teoría de Margaret Mahler fue construida sobre arenas movedizas? Ella afirma que los bebés nacen con un "autismo normal": no quieren establecer contacto. No organizan su experiencia en un todo coherente desde el mismo momento de nacer. El psicólogo gestáltico Max Wertheimer predijo que primero organizamos la experiencia de acuerdo a la relación entre los elementos, y que luego podemos comenzar a percibir elementos de información sensorial. Exactamente lo opuesto al asociacionismo británico, el conductismo y el psicoanálisis; pero la base de la terapia gestáltica. Las nuevas investigaciones madre/niño pequeño corroboran la conceptualización de Wertheimer. ¿Estoy despertando la curiosidad del lector acerca de estas investigaciones?

    Empezaré por decir que lo que sucede en ellas sólo cobra importancia si los terapeutas tienen una base existencial-fenomenológica. Si no afirmamos que el Ser se construya a partir de las sensaciones producidas por el amamantamiento, entonces ¿qué es el Ser? La primera declaración sobre ontología, la naturaleza del Ser, se refiere a su epistemología, a la naturaleza de su conocimiento. El Ser está construido sobre la percepción de vitalidad. Stern denomina "afectos vitales" a la información a la cual se sintonizan los bebés. Ser en este mundo es experimentar el yo y el otro de maneras vitales. Esta ontología difiere mucho de la que dice: Ser en este mundo es mamar y verse forzado a abandonar el autismo para llegar a conocer al otro. Los bebés llegan a este mundo en relación con el otro. Organizan la información que es incorporada. Absorben esta información con varias modalidades a la vez. Por ejemplo, tenemos el típico mensaje materno (de autenticidad equívoca). Mamá dice "no" en el canal de voz, sonríe en el canal visual, se acurruca más cerca en el canal táctil. El bebé lee todos los canales simultáneamente, e incluso recibe el subtexto negativo oculto en el mensaje. Recibe lo que Bateson denomina el metamensaje. Puede recibir un mensaje en una modalidad, como por ejemplo una risa entusiasmada, y transformarlo en una respuesta en otra modalidad, como agitar una pierna con entusiasmo. ¿Qué es lo que le permite estar sintonizado con el otro sobre la base de información directa en numerosas modalidades? Stern (1986) sugiere lo que él llama "afectos vitales". "Estas cualidades elusivas se capturan mejor con términos dinámicos, cinéticos, como ‘agitación’, ‘desaparición’, ‘fugacidad’, ‘explosivo’, ‘crescendo’, ‘decrescendo’, ‘estallido’, ‘sacar’, etc." Éste es el tipo de información temporal y dinámica que nos brinda un conocimiento emocional directo cuando observamos una marioneta o un bailarín. Lo que la persona está sintiendo en ese momento. ¿No es así como se supone que son educados los terapeutas gestálticos? Si uno no presta atención a los "afectos vitales", más le vale volver para seguir estudiando. Podemos observar la sincronización entre madre e hijo, entre terapeutas y pacientes, si prestamos atención a tres dimensiones vitales de la interacción: intensidad, oportunidad (timimg)y forma.

  • Intensidad absoluta: Independientemente del modo o la forma, el nivel de intensidad del comportamiento de la madre es el mismo que el del bebé.

    Compás temporal: Coincide una pulsación regular. La madre asiente con la cabeza y el lactante hace un gesto siguiendo el mismo compás.

    Ritmo: Coincide un patrón de pulsaciones de distinta intensidad.

    Contorno de intensidad: Coinciden los cambios de intensidad a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la actividad vocal de la madre y la actividad física del bebé muestran una aceleración en intensidad, seguida repentinamente por una fase aun más rápida de desaceleración de intensidad.

  • Duración: Coincide el lapso del comportamiento.

  • Forma: Coincide alguna característica espacial de un comportamiento, que puede ser abstraído y vertido a otra acción. El bebé mueve el brazo de arriba abajo en forma vertical, y la madre adapta este movimiento para asentir con la cabeza (Stern, 1986, 146).
  • Las investigaciones con bebés sugieren que nacemos buscando ansiosamente información del mundo externo. Si se demostrara que no nacemos con una barrera protectora de estímulos o un autismo normal, y que no tienen que obligarnos a abandonar una posición narcisista para estar frente a frente con los demás, ¿cuál sería nuestra imagen de las personas? ¿Qué nos moviliza si no son los pecados de avaricia, sexo y agresión? ¡Claro que sí! Los mismos instintos señalados por el psicoanálisis como movilizadores —oralidad, sexo y agresión—también son los pecados básicos en nuestra herencia judeocristiana. En esta imagen de la naturaleza humana, ¿hay algo un poco impropio u obsceno? No estoy cuestionando la existencia de la oralidad, el sexo y la agresión como movilizadores en nuestras vidas. ¿Pero son realmente los movilizadores primarios que nos permiten explicar lo que nos lleva a interactuar con el mundo exterior?

    ¿Cuáles son las implicancias para nuestra perspectiva de la vida si, como revelan recientes investigaciones con bebés, comenzamos a relacionarnos desde el momento del nacimiento? ¿Cuáles son las inferencias de una teoría donde las interacciones vitales cognoscitivas y afectivas ocupan el lugar primario en el desarrollo de un sentido del self y en las relaciones amorosas con otros, al tiempo que coloca a la alimentación y la oralidad en una posición secundaria? ¿Qué significa esto cuando recibimos en nuestro consultorio a pacientes cuyos cuerpos ya han crecido? No sé si llamarlos adultos. ¿Los alentamos a esforzarse por otras cosas?

    Si uno descubre que lo pasa bien haciendo algo con alguien, ¿no quiere repetirlo? De alguna forma, se experimenta un sentido especial de "comunión" con esa actividad, con esa persona. ¿Pero con qué frecuencia se vive esa sintonía, esa verdadera comunión? ¿Y cuánto tiempo de la vida transcurre fuera de sintonía, luchando por sintonizarse o rechazando la idea como inalcanzable? ¿Cuántas veces seguimos adelante mientras sólo tratamos de arrancarle al mundo lo que fuera que podamos conseguir de él? A partir de una simple observación casual podemos identificar dos motivaciones: "estar con" y "sobreponerse a". Y un cincuenta por ciento de las veces estas motivaciones están en conflicto. Uno puede escuchar sus propios diálogos, no sólo entre vencedor y vencido(top dog/under dog) sino también entre amoroso y cruel. Y como ocurre con todos los diálogos gestálticos es necesario resolver la "división", encontrar el punto intermedio. Aquí quiero subrayar algo: independientemente de que uno sea amoroso o cruel, está tratando con otra gente. Lo que deseo acentuar es que nacemos en interacción con otras personas y que toda nuestra vida, no importa cuán personal sea la lucha, comprende algún tipo de acción conjunta con los demás. En su obra "No exit" (Sin salida), Sartre dice que "el infierno son los demás". Pero los demás también son el paraíso. La vida es el otro, aunque yo sea un Gurú solitario en mi cueva de los Himalayas.

    ¿Cuál es la diferencia si decimos que la gente nace queriendo hacer contacto? El primer proceso de contacto entre madre e hijo determina la forma en que esa persona va a crecer, a relacionarse con los demás y estar en el mundo. ¿La madre y el bebé están en sintonía o no? Esto se convierte en una cuestión fundamental. Pero antes de estar en condiciones de analizarla y marcar una diferencia, necesitamos saber qué es la sintonía. Tenemos que ser capaces de describir si ciertas formas de discordancia son más perniciosas que otras. Algunas causan molestia y otras gran desconfianza. Están las que provocan estrés, y éste puede ser tan extremo como para transformarse en psicosis. ¿Cómo lo sabemos? ¿Podemos observar y describir la sintonía? ¿Podemos alentar una mejor sintonía entre la gente? ¿Nos referimos a un refinamiento de lo que la Gestalt denomina el proceso de contacto, o es algo totalmente diferente?

    Éste es el tipo de preguntas que podemos formular, ahora que hemos revelado que los bebés nacen queriendo establecer contacto y que, sin duda, organizan activamente la información que obtienen de esos contactos momento a momento. De pronto no sólo nos preocupa cómo siente el bebé cuando está mamando, o sus experiencias emocionales catastróficas. ¡Todos los contactos marcan una diferencia! Ahora bien, ¿qué significaría ésto para un modelo de psicoterapia? Volviendo al modelo gestáltico, ¿implica que todos los contactos momento a momento son significativos?

    ¿La sintonía es autenticidad? ¿Hay formas de discordancia que pueden ser consideradas carentes de autenticidad? ¿O podríamos decir que establecer contacto es tan auténtico como romperlo? Vemos cómo, sin importar lo que intente la madre para atraer al bebé, éste se aparta y rechaza el contacto con ella. Podemos decir que estas negativas a establecer contacto son la primera expresión de individuación: separación y autonomía. Los bebés no esperan a cumplir los 18 meses, como sugiere Mahler, para comenzar a establecer una individuación. Ahora tenemos que distinguir entre dos razones por las cuales un bebé se resiste al contacto. Una: establece su individuación. Dos: lo que mamá le ofrece es nocivo de alguna manera. ¿Cómo sabemos de cuál se trata en cada caso? ¿Existe una diferencia en la danza del lenguaje corporal conjunto? Por supuesto que lo mismo vale para el proceso de terapia. El paciente expresa su autonomía o el terapeuta le está ofreciendo algo nocivo, por lo cual la persona se resiste a participar. Y esto vale para cada caso de transmisión y recepción de mensajes, ya sea entre familias o países. Bueno, al menos en el proceso de terapia, la cuestión puede ser puesta a prueba y uno tiene la posibilidad de averiguarlo. Respóndame paciente querido, ¿estoy siendo nocivo o usted se resiste para salvar el último gramo de individuación que le queda?

    Si un paciente llega a la sesión de terapia y pregunta "¿de qué se trata la vida?", es probable que uno se vea tentado a diagnosticarlo como angustiado. En efecto, al titular esta presentación "¿A qué llamamos supervivencia?", lo que hago es formular esa pregunta. Y sí, estoy angustiado. En esta era nuclear, cuando hablamos de supervivencia no nos referimos a la de un individuo, un grupo o tan siquiera una especie. Necesariamente, hablamos de supervivencia global. En determinado momento del experimento evolutivo con la diversidad de los primates se ensayó algo completamente nuevo y peculiar, denominado "conciencia", y surgió un nuevo organizador del mundo. La conciencia proporciona al mundo una fuerza sorprendente, y con ella una responsabilidad pasmosa. Creo que si alguien vive en la sociedad actual y no se siente angustiado, sin duda se trata de un defecto caracterológico. Con ese tipo de déficit de carácter, una persona no tiene derecho a considerarse un terapeuta gestáltico. Y si la gran mayoría de los terapeutas gestálticos son complacientes, la terapia gestáltica no tiene motivo para existir dentro de la sociedad. Un estilo más de terapia no tiene un propósito significativo en la ecología, ni siquiera con los mejores artilugios o técnicas. Las sociedades, como las familias y los bosques, necesitan un medio para conocer, una epistemología. Si un bosque no tuviera medios para saber qué significan los cambios ejercidos sobre él, y cómo adaptarse a ellos para sobrevivir, no lo lograría. De igual manera, si quiere sobrevivir, una sociedad necesita medios para conocer y respuestas a los cambios. Si se leen los trabajos de los fundadores de la terapia gestáltica, se observará que su conciencia social representa justamente este "conocer". La terapia gestáltica puede revitalizar y servir el mismo propósito en la organización social si vuelve a ser una forma de conocer y una respuesta eficaz dentro de la sociedad.

     

    Referencias

    Asch,Solomon E.(1952)Social Psychology. New York:Prentice-Hall

    Bateson,Gregory (1972)Steps to an ecology of mind New York:Ballantine Books

    Bateson,Gregory (1979)Mind and Nature: A necessary unity.New York:Bantam Books

    Bateson,Gregory & Bateson Catharine(1987) Angels fear :Toward an epistemology of the sacred. New York: Macmillan

    Dell,Paul F.(1982) Beyond Homeostasis:Toward a concept of coherence. Family Process

    Goodman,Paul (1962) Compulsory mis-education and the community of scholars New York:Vintage Books

    Hunt,J. McVicker (1965) Intrinsic motivation and its role in Psychological development. Nebraska Symposium on Motivation ,13,189-282

    Sheflen,Albert E. (1982) Comments on the significance of interaction rhythms. In Davis,Marta (Ed.) Interaction rhythms: Periodicity in communicative behavior.New York : Human Sciences

    Skolnik,Theodore (1988) Is mental illness preventable?. In Rieber W. (Ed.) Individual,Communication and Society: essays in Honor of Gregory Bateson Cambridge: Cambridge Univ. Press.

    Stern,Daniel (1986) The interpersonal world of the infant: A view from psychoanalysis and developmental psychology. New York: Basic Books.

    Trilling,Lionel. (1972) Sincerity and authenticity. Cambridge: Harvard Univ.Press.

    Walters,C. Etta. (1976) Mother / infant interaction. New York: Human Sciences Press

     

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