La Gaceta de la Gestalt On-Line

Artículo mensual

 

LO ESTÉTICO EN TERAPIA GESTÁLTICA DE PAREJAS

Joseph Zinker y Sonia March Nevis

 

Las actividades del Dr. Joseph C. Zinker en Buenos Aires. Argentina,

son organizadas por el

"COLOQUIO DE GESTALT EN BUENOS AIRES",

coordinado por Myriam Sas de Guiter, Licenciada en Psicología, U.B.A.

Potosí 3979 - 6o piso "18", (1199) Buenos Aires, Argentina

Teléfono: 54 11 4983 2582

Fax: 54 11 4865 9551

Lo esencial de la terapia gestáltica con parejas, que tratamos de ejemplificar y enseñar, reside en el valor y en la eficacia de percibir y experimentar la interacción entre dos personas desde un punto de vista estético (Zinker, 1994). El término estético viene de la palabra griega aisthanesthai, que significa "percibir". Percibimos observando, escuchando, sintiendo y pensando. Nos sentamos con las parejas y cambiamos nuestro foco para mirarlos en sus diversas formas: como un organismo, un ser vivo, una metáfora, una danza bella o torpe. Al presenciar el intercambio que ocurre en una pareja somos el público, el director y el crítico en un drama que se despliega. Una pareja disfuncional tiene una actuación pobre: teatro deficiente. Sus miembros no pueden elevarse por sobre modelos habituales en la excitación de su autenticidad dramática; no pueden dejarse ir en la alegría de su propia comedia, ni pueden bucear en las profundidades de sus propias almas las tragedias reales de la vida. La terapia gestáltica de parejas le enseña a un par de seres humanos a vivir auténticamente entre sí, desde sus corazones y cuerpos, desde sus anhelos y sus risas; unidos por muchos lazos, algunos débiles otros fuertes. Nos recompensan a cambio con el descubrimiento de su belleza.

Como terapeutas gestálticos de parejas aspiramos a enseñarle a la gente cómo tener una vida más bella. Hacemos terapia para que la existencia sea estéticamente auténtica y asentamos nuestra visión estética contemplando a veces a través de los ojos de un artista y otras a través de los ojos de un artesano, en el darse cuenta aquí y ahora del proceso gestáltico.

"Estar en Forma" en el Contacto Interpersonal en Terapias de Pareja

El fenómeno de la formación de gestalts, originalmente descubierto por la Psicología de la Forma, a la que la terapia gestáltica está tan agradecida, comienza con el darse cuenta de una entidad-estímulo organizada que se destaca de un fondo amorfo de estímulos potenciales. La formación y destrucción de gestalts es un proceso estético, no simplemente utilitario. Las figuras emergen y se hacen reales y dependiendo de la fuerza de su urgencia intrínseca, crecen, brillan, se unifican y energizan, solicitando atención, acción y finalización. Este es el modus operandi esencial del proceso intrapsíquico de conciencia-acción-contacto de la homeostasis organísmica. Una vez que las gestalts existentes -necesidades, deseos, expresiones y demás- son atendidas y completadas se vuelven a sumergir en el fondo personal estructurado y algo nuevo se hace figura y el ritmo continua.

Así como esto ocurre en el proceso intrapsíquico individual, ocurre también dentro de los sistemas interpersonales. Cuando una pareja avanza exitosamente en un dilema, la experiencia es total, completa, genuina, buena y hermosa. Las gestalts completas, experiencias totalmente maduras de las que nos hacemos conscientes, que experimentamos, asimilamos y eventualmente dejamos ir, son fluidas, estéticamente agradables, están llenas de gracia y "buena forma". Las gestalts incompletas, los problemas no resueltos que consumen constantemente a una pareja, entristecen, no tienen identidad, son desagradables y frustrantes. Estos ritmos incompletos, como discos rotos son estéticamente desagradables tanto para experimentar como para presenciar.

La terapia gestáltica de parejas considera la "patología" como interrupciones en el proceso natural de formación de gestalts y su resolución. Esta interrupción conduce a una repetición inútil aunque con frecuentes esfuerzos para solucionar un problema. La patología es en este aspecto una interrupción del proceso, un "atascamiento" obstinado, un cul-de-sac existencial.

Cada "síntoma", cada "enfermedad", cada "conflicto" se ve entonces como un esfuerzo para hacer la vida más satisfactoria, más agradable y más estéticamente rica. Cuando una pareja se atasca en la resolución de sus problemas, cayendo una y otra vez se interrumpe su ritmo de apartarse y juntarse. En el momento en que miramos a una pareja como una figura individual tomada en un intento unificado de "desatascarse" tenemos una oportunidad de ver como funciona el sistema, la excelencia de su conducta y observarlo tratando de resolver un problema como un organismo total. Cuando los resultados son buenos sus acciones son sincrónicas, equilibradas y complementarias. Un sistema de pareja atascado en un ciclo interactivo incompleto no está en "mala forma" sino que se manifiesta de la mejor forma de la que es capaz en su ciclo de vida. No tiene sentido atribuir culpas a uno u otro de los miembros. Esto solo aumenta la resistencia, lo que magnifica el problema.

Basamos nuestro concepto de buena forma en el suave fluir de gestalts estructurándose y desestructurándose a través del proceso de toma de conciencia, movilización de energía, acción, contacto en la frontera interpersonal, cierre (nuevo aprendizaje), y retirada (restablecimiento de la separación de límites). A partir de este simple proceso organísmico proponemos una estética de interacción humana trabajando con parejas.

Espacio Relacional

Ciertas escuelas de psicología creen que no existe algo como una "relación", que es una ilusión, una construcción mental. Estas escuelas consideran que en un campo de dos personas no existe algo como una "tercera entidad", la relación entre ellos. A esas escuelas respondemos que su posición es el resultado de sobreintelectualizar el problema: una incapacidad para hacer uso de la información directa que ofrecen los sentidos y lo que está ocurriendo. Cuando dos personas están juntas hay un tipo de energía especial que es experimentada no solo por ellas, sino por otros también. Aceptemos que la conciencia humana es una entidad solitaria pero relacional. Esto se debe a que el espacio relacional entre dos personas es cocreado por su mutualidad al delinear un límite de su peculiaridad juntos y lo que esto significa para ellos en relación a cada uno y con el resto del mundo.

Las circunstancias y los acontecimientos no se suman como números, cantidades o líneas rectas fluyendo desde A hasta la meta B. Reconocemos modelos de acontecimientos y al estudiar patrones completos -gestalts- en su totalidad comenzamos lentamente a comprender las complejas estructuras de los sistemas pequeños y de los grandes: de las parejas a las familias, a las corporaciones. Teniendo esto en cuenta, poco significan las serias expresiones clínicas como "la madre esquizofrenogenética" o la "familia criminal".

En matrimonios problemáticos o disfuncionales es ingenuo concluir que uno u otro de los miembros de la pareja es el culpable, el que causa problemas. Verlos separadamente en terapia no ayuda al terapeuta para comprender la disfunción, porque la otra parte de la relación problemática no esta allí. Así, nosotros estudiamos a uno de los miembros de la pareja; luego otro y después el "espacio relacional" entre ellos. Luego descubrimos la influencia de sus respectivos padres, familias e hijos. Para manejar todo esto en nuestro consultorio nos decimos a nosotros mismos: "En este momento trazaré un límite para esta situación alrededor de la pareja, o alrededor de sus padres y sus hijos y éste será el sistema que yo estudie o influencie hoy".

La calidad y configuración de los límites de la pareja determinan como están ellos en el mundo. Por ejemplo, una pareja con un límite fino o sumamente permeable permite la intromisión de otros o de acontecimientos externos en su unión. Otras parejas con límites "densos" muestran vidas secretas, por estar muy aislados del mundo exterior.

Los gestálticos y otros terapeutas acostumbrados a trabajar en forma individual tienen que hacer un salto cognitivo y perceptual desde mirar los límites de una persona hasta experimentar los límites de la pareja. El "organismo relacional" se agranda mucho y para no sumirse en él, el terapeuta corre su silla hacia atrás para ver a la pareja como a una configuración total. El lenguaje reduccionista tan típicamente usado en nuestra cultura nos falla porque estamos tratando con fenómenos complejos multideterminados; tenemos que pensar en términos de metáfora, analogía e imágenes viendo configuraciones totales más que partes separadas. La capacidad de metáfora y de imaginería creativa del terapeuta le ayudará a encontrar los patrones del organismo más abarcativo. El terapeuta debe pasar del análisis a la síntesis, eligiendo crear totalidades más que separando las cosas en pequeñas unidades.

La habilidad de ver a la pareja como una "tercera entidad" es esencial para hacer terapia gestáltica de parejas. Después de todo, una pareja es un sistema, una gestalt en sí misma. Para comenzar a experimentar a una pareja de esta manera, el terapeuta debe alejarse de ellos, intelectual y experiencialmente. El terapeuta empieza a ver a ambos miembros de la pareja en su campo visual y a observar sus movimientos físicos -su oscilación y desvío- en la relación de uno con el otro. Escucha el flujo y reflujo de sus voces, sus calidades tonales mientras hablan entre sí. La cantidad y la calidad de la energía que crean cuando están juntos, cuanto movimiento, cuantos darse cuenta compartidos, cuanto contacto mutuo. Usando el sistema de pareja como fuente de información, el terapeuta puede entonces hacer observaciones fenomenológicas de este proceso:

Estas observaciones simples, empero directas (y fenomenológicamente válidas) llevan a la pareja a aumentar los niveles de darse cuenta de ellos mismos como individuos y su "estar juntos" como pareja. En el modelo gestáltico el darse cuenta del proceso conduce al cambio.

Una Filosofía del Proceso Darse Cuenta-Cambio

Cada enfoque terapéutico en el trabajo de parejas posee una filosofía explícita o implícita sobre cómo cambia la gente, ya sea como individuos o en una relación de dos personas. La premisa fundamental de cómo sucede el cambio en la terapia Gestáltica, sin considerar el tamaño del sistema, se basa en el darse cuenta del proceso. El darse cuenta y el cambio individual o el sistémico son conceptualizados como directamente proporcionales el uno con el otro: a mayor darse cuenta, mayor será la oportunidad de cambio. Del mismo modo, a mayor cambio, mayor será la posibilidad del darse cuenta.

Darse Cuenta

¿Qué es darse cuenta? ¿Cómo se genera? ¿Cómo crece en poder y claridad? Definimos "darse cuenta" como la intencionalidad de lo consciente operando en el límite de contacto con lo presente. El darse cuenta es la pura subjetividad del "Yo" consciente. Como conciencia está siempre consciente de algo; su focalización continua (al menos en estados de conciencia normales cotidianos) está siempre en un movimiento secuencial hacia adelante desde "un objeto de darse cuenta al siguiente".

Fundamentalmente nos damos cuenta porque estamos físicamente ubicados en el espacio-tiempo del aquí y ahora. Desde nuestro cuerpo tenemos un punto de vista desde el cual miramos al mundo (y dentro nuestro) que es únicamente de nuestra propiedad y hace que nuestra experiencia sea privada, subjetiva. Ya que darse cuenta es siempre darse cuenta de algo, nuestro estado de darse cuenta se alimenta fundamentalmente a través de nuestro propio sensorio neurológico, nuestros sentidos y funciones cognitivas, ambos "viendo" y "pensando en" (aunque en terapia gestáltica se suele enfatizar el "viendo" como más fundamental, si bien más desatendido).

El punto que distingue la posición de la Gestalt de otras, es su insistencia en que el darse cuenta de algo (o de alguien) significa estar en relación. El percibir significa estar conscientemente en relación con algo. Las filosofías de la existencia tendieron siempre a enfatizar el aislamiento de la consciencia: lo que significa que cada ser humano está separado y solo en la prisión de su propio darse cuenta posicional y por lo tanto no puede haber una verdadera unión, ninguna fusión al estar con el Otro. Yo no puedo ser uno contigo en el nivel experiencial. Podemos compartir las mismas ideas, emociones, opiniones y estados de la existencia, aun la misma cama, pero no podremos nunca experimentar totalmente la interioridad del otro. No puedes coexistir conmigo en mi cuerpo. No me acompañarás cuando me muera. Así es que estamos aislados, como si fuéramos pequeñas islas de conciencia y experiencia.

Y aún así en nuestro exilio solitario estamos relacionados. Estamos siempre en contacto con alguna otra cosa, obstaculizando tanto estados de eliminación patológica como estados no conscientes. El darse cuenta lo es de la posición, de la intención, de lo que se niega, y de la relación. Podríamos también agregar que dados estos factores la percatación consciente es paradójica: para que exista necesita incluir el "no yo", en tanto que simultáneamente lo excluye. En la teoría Gestáltica el punto de inclusión-exclusión donde ocurre la diferenciación se llama "frontera de contacto". Y es en el límite de contacto, allí dónde dos cosas diferentes se encuentran que aparece el significado. Así es que, el darse cuenta es siempre significativo, o al menos contiene la posibilidad de crear o cocrear el significado. Por lo tanto desde el punto de vista Gestáltico, el darse cuenta es relacional, paradójico, significativo y creativo.

 

Proceso

El darse cuenta es un proceso lineal que se mueve de una cosa a la otra con variados grados de intensidad, velocidad y contacto. Este proceso se funda en la estructura intrapsíquica de la experiencia humana y se elabora posteriormente en lo que llamamos ciclo de la experiencia de "conciencia-excitación-contacto" (Zinker, 1977). Cuando este proceso intrapsíquico es experimentado por dos o más personas en una relación, crece para abarcar múltiples experiencias simultáneamente compartidas y se llama el ciclo interactivo de experiencia (Zinker, 1994). Esto será también descripto posteriormente.

En la teoría Gestáltica, la naturaleza humana es proceso, en oposición a las concepciones históricas y nociones fijas tal como "El hombre es un ser racional". Nosotros como individuos y en relación con los otros estamos en un constante estado de transformación. Nuestra naturaleza es potencialidad; y nuestra esencia no está predeterminada; ciertamente el proceso es nuestra esencia. Somos un proceso en constante movimiento; nuestros límites están siempre cambiando. El proceso es acción que continua y progresa. El proceso implica un movimiento vivo, orgánico, espontáneo. El proceso es curvilíneo, modelado, en constante flujo, no inventado, puro; propulsado por la energía de dos o más personas. Al pensar procesalmente no hay obsesión o preocupación por el contenido o urgencia por crear resultados determinados. Ser uno con el propio proceso es estar totalmente vivo. Prestar atención al proceso de la sesión de terapia -el modo como dos personas están juntas- casi siempre ofrece más elementos que el contenido de lo que dicen.

Cambio Paradojal

La terapia Gestáltica de parejas afirma que el cambio ocurre paradójicamente mediante la intensificación del darse cuenta de "lo que es". Esto se conoce como la "teoría paradójica del cambio", que establece que "el cambio ocurre cuando uno llega a ser lo que es, no cuando trata de ser lo que no es" (Beisser, 1970, p.77). Con respecto a la aplicación paradójica de la naturaleza del cambio, Edwin Nevis (1987) citando a Beisser, describió el rol del terapeuta en el proceso de cambio de esta manera: "El cambio no tiene lugar por medio de un intento coercitivo del individuo o de otra persona para cambiarlo, sino que tiene lugar si uno se toma el tiempo y hace el esfuerzo de ser lo que uno es; si está totalmente inmerso en su modalidad usual. Rechazando el rol del agente de cambio, nosotros hacemos posible el cambio significativo y ordenado". (p.305).

¿Qué significa decir que miramos a "lo que está" en una pareja? Le damos a la pareja una oportunidad de examinar lo que se experimenta, lo que se hace, que acciones ocurren, de que sensaciones y sentimientos disponen y expresan, así como lo que puede estar retenido. Nosotros entusiasmamos a la pareja a que vea y a que experimente lo bueno, lo útil, lo creativo que ellos descubren en sí mismos cuando se examinan. Nuestra posición básica es que las parejas y las familias son generalmente incapaces de ver lo positivo y de apreciar su capacidad en sus ubicaciones actuales. Son poco o nada asertivos de lo que hacen bien en su relación; en primer plano está lo molesto de su problemática.

Cuando los miembros de la pareja empiezan a experimentar su capacidad y creatividad aún en sus problemas, experiencian una asertividad y dignidad que no disponían anteriormente en su darse cuenta. Esto también les da el valor para mirar lo que está faltando en su sistema, lo que está del otro lado de sus capacidades; por "debajo de su ombligo. Ellos podrán decir "Hacemos esto bien pero nos cuesta caro. Tal vez podríamos probar de hacer las cosas de otra manera, que no nos deje tan solos y aislados como hemos estado". Avanzando más intensamente hacia "lo que es" permite que el viaje continúe para mejorar y ajustar la vida de la pareja.

La paradoja es que cuanto más experimenta la pareja lo que su relación es y cómo funciona (más que cómo "debería ser"), mayor será la oportunidad de tener una vida mejor, una manera más completa de estar juntos. Por otra parte, cuanto más se presione a una pareja a cambiar más van a resistir el cambio de sus maneras de actuar y pensar. El aceptar "lo que es" es la base de nuestra posición terapéutica y de esta manera nos insertamos en la vida de la pareja en este nivel básico de la curiosidad y del darse cuenta. Tratamos de despertar su curiosidad sobre cómo están, cómo funcionan y lo que es importante para ellos. En el momento en que se pueden mirar y comenzar a examinar lo que son, en ese mismo momento se involucran en el proceso del cambio. El nivel que combina el darse cuenta de ambos comienza a cambiar. Cuanto mayor, cuanto más rico sea el darse cuenta tendrán más alternativas y por lo tanto una mejor oportunidad para una vida mejor.

Esto se logra mediante el apoyo del terapeuta en el darse cuenta de "lo que es", haciendo observaciones fenomenológicas basadas en el proceso de la pareja en su encuentro inmediato al estar juntos. Eso significa que apoyamos lo que es, no lo que debería ser, o lo que nos gustaría que fuera, o lo que nosotros o ellos preferirían, sino simplemente como están juntos como pareja en el momento. De esta manera comienza a crecer el darse cuenta dentro de ellos, como individuos y como sistema de pareja, posibilitando el cambio. Ver fig 15.1 dónde se esquematiza el enfoque en el tipo de intervención para el cambio.

 

Aspectos Esenciales de un Enfoque Estético con Parejas

Este capítulo da una visión fundamental con la que podemos ir al encuentro en la relación entre dos individuos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 15.1 Teoría paradójica del cambio: cómo sucede.

Una "visión", como una gestalt, es una totalidad unificada, y al poseer una estructura cohesionante que crea su propia unidad resulta difícil separarla para su presentación y asimilación. Sea como fuere, podemos tomar nuestra visión de la validez estética de la acción interpersonal y sin "pormenorizarla" podemos aun definir una cantidad de aspectos distinguibles. Nuestra visión de cómo es "estar en forma" en la interacción de la pareja está inextricablemente entrelazada con nuestro enfoque técnico: son sinónimos. En nuestra manera de pensar, "hacer" terapia gestáltica de parejas sin una visión, puede ser posible, pero el trabajo no alcanza el nivel de una totalidad coherente.

El aumento del darse cuenta promete cambios en todos los niveles de nuestras vidas. En la terapia gestáltica de parejas, nuevamente el darse cuenta del proceso es la base del cambio significativo. En general, las parejas no son conscientes de su propio proceso, su flujo, su solidez cognitiva, su energía, su contacto potencial. Atienden al contenido de lo que hacen y en eso están más apegadas. Cuando su proceso anda bien no necesitan estar conscientes de eso. El proceso de una pareja es fluido cuando cada uno puede comenzar en un lugar distinto, delinearlo juntos, hacer algo, luego sentir su culminación y satisfacción. Cualquier interrupción en ese proceso resultará en energía sobrante, que se experimenta como una insatisfacción o un mal funcionamiento, algo "que no está bien". Cuando un proceso es pobre, experimentan dolor, y ahí es cuando buscan terapia para aliviarse.

Mientras el proceso funciona bien, permanece en el fondo. Cuando el proceso funciona mal y pasa al primer plano estás forzado a examinarlo. Cuando una pareja requiere terapia deja de estar simplemente viviendo y ha trasladado su atención del contenido del vivir al proceso de vivir. Luego cuando la vida se torna fluida nuevamente y hay satisfacción, el proceso una vez más se transforma en fondo.

¿Qué debe hacer una pareja para corregir su proceso? Necesita hablar de lo que le está pasando, sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Debe quedarse en el proceso hasta que toquen algo que les interese, que les preocupe, o experimenten energía ligada con se interés o preocupación. Necesitan llegar a una "figura" que esté ligada con cada uno y que les preocupe. Luego la atraviesan, la digieren, la terminan y la apartan una vez más.

Como terapeutas nosotros atravesamos el mismo proceso que nuestros clientes. Observamos la pareja, sin conocer aun lo que nos preocupa, lo que nos interesa y nos importa. Permitimos que algo sea delineado o que se haga figura, o que se vuelva claro para nosotros en ese proceso, luego se lo decimos a la pareja. Llamamos a este compartir "intervención". La intervención amplía el darse cuenta de una pareja, trayendo algo del fondo para hacerlo figura. Si la pareja puede reflexionar sobre el darse cuenta, obtener algo de eso y elegir cambiar su conducta, nosotros estamos satisfechos.

Si la pareja no puede hacer esto, nosotros creamos experimentos que suministran una estructura para desplegar este nuevo darse cuenta en un marco concreto. El experimento expone a la pareja a una nueva conducta, experiencia o "insight". Así pueden o no incorporar la nueva experiencia a su repertorio de vida. Una vez que hemos presentado a la pareja una manera novedosa de verse a sí mismos, cerramos "la unidad de trabajo", y tal vez la sesión, discutiendo e integrando lo que se aprendió.

Pero entonces, ¿qué nos queda a nosotros como terapeutas? ¿Dónde elegimos invertir la energía y la atención? Imaginemos que estás sentado con una pareja y que el número de cosas que "suceden", como siempre, están fuera de consideración. Sin una teoría de conducta humana, una lente para seleccionar ciertas características del terreno, simplemente no verás nada. Todo será demasiado confuso. Solamente con un "mapa cognoscitivo" la información se organizará, será percibida y conducirá a una intervención. (Ver Fig. 15.2). Todas las herramientas y perspectivas de las que hablamos en la terapia Gestáltica son las "lentes", los "ojos" a través de los cuales vemos el mundo. Existen cuatro herramientas o lentes principales que puedes usar para organizar lo que ves u oyes: percepción, darse cuenta, energía y acción, y contacto.

Sensación y sentimiento

En la etapa inicial del sentir, las parejas generalmente se miran, frecuentemente con gran intensidad pero tienden a no verse o a escucharse: pueden quedarse sentados durante un rato, ensayando en

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 15.2 Ciclo Gestáltico Interactivo

sus mentes lo que sería una "buena apertura" o un rechazo en potencia, o qué temas preferirían evitar. Aún cuando en esta posición física están recibiendo una gran cantidad de información experiencial uno del otro, no están en contacto con lo que sienten sino con su propia planificación cognitiva y fantaseo.

Están por alguna razón desensibilizados uno del otro. Esto es lo más obvio de "lo que está", de cómo es el estar juntos en este momento y este es el punto de partida del terapeuta. El terapeuta, en este punto anima a la pareja dirigiendo su darse cuenta en lo que están haciendo y cómo lo están haciendo - simplemente mirándose el uno al otro en silencio - y le pregunta lo que cada uno ve. Esta intervención rompe el diálogo interno del encuentro fantaseado y los enfrenta con su experiencia inmediata de uno con el otro - la existencia del aquí y ahora - "lo que está" en ese momento. Mientras comienzan a focalizar más uno en el otro, haciendo observaciones, compartiendo sentimientos, deseos y necesidades, el terapeuta los asiste, apoyándolos con su presencia en la inmediatez de su "nosotros" con observaciones de cómo están juntos. El ayudar a una pareja a ver con claridad su propio proceso en el estar con el otro les enseña casi todo lo que necesitan aprender sobre sus punto débiles y fuertes en forma individual y conjunta.

Darse Cuenta

Los sentimientos confusos o embrollados conducen a un darse cuenta pobre (o, la disociación en casos extremos), en tanto que el contacto fuerte y definido con las sensaciones, apoya, crea y define un fuerte darse cuenta. La pareja, por medio de diversas resistencias (Perls, Hefferline, & Goodman, 1951; Polster & Polster, 1973; Zinker, 1994,1977) o "estilos de contacto" habituales (Harris, 1981; Wheeler, 1991), tienden a internalizar una variedad de sentimientos, pensamientos, deseos y necesidades más que a expresarlos directamente al otro. Cuando se guardan los resentimientos y no se habla de los sentimientos, las fronteras se confunden, el contacto es anémico y las suposiciones, incertidumbre, confusión y rabia aparecen en el sistema; la vitalidad emocional se atrofia y el sistema experimenta un tipo de "arteriosclerosis" interpersonal.

El darse cuenta comienza cuando se está claro sobre lo que se experimenta en el presente. Se alienta a la pareja a comunicarse de lo que se percata en el momento, lo que cada uno desea y necesita, lo que sienten y así sucesivamente. Esto lleva a expresar lo que se desea y necesita del otro y lo que se experimenta como consecuencia de que ese deseo y/o necesidad no sea hablada, notada, ni realizada. Es durante esta primera etapa cuando la pareja comienza a negociar una "figura" compartida de lo que ellos como unidad necesitan trabajar: lo que anda mal entre ellos. El terapeuta permanece observando cualquier interrupción habitual y apoyando al máximo los darse cuenta, la expresión y la claridad.

Es característico, en la mayoría de las parejas, un estancamiento en el darse cuenta cuando se atacan con ofensas y culpas. Ellos mantienen un tipo de anotador interpersonal marcando cada "Vos-me-hiciste-esto-a-mi" en su darse cuenta. Esto es lo que llamamos "coleccionistas de estampillas" porque catalogan cada desaire o herida y lo llevan consigo para usar en contra de su pareja. Estas parejas buscan nuestra ayuda porque no pueden moverse más allá de este estado de inmovilización, echando la culpa al otro respecto a acciones que en realidad les ayudarán a satisfacer sus necesidades o deseos. La intervención en este caso sería llamar la atención en su proceso de culpabilización; como se atacan y como repetidamente fracasan sin conseguir lo que desean o necesitan del otro. El terapeuta debería ayudarles a mejorar sus darse cuenta sobre esta experiencia como punto de partida y explorar lo que emerge a partir de la experiencia de la pareja en este atascamiento.

Energía y Acción

Una vez que surge la capacidad de "darse cuenta" que permite que emerja una "figura"- un interés mutuamente compartido sobre el dilema de su proceso - la pareja puede comenzar a experimentar un aumento de energía para hacer algo con ese tema, para explorarlo más a fondo. El terapeuta de parejas gestáltico tomará entonces su interés y energía en un encuentro llamado "un experimento". Por ejemplo, una vez que nuestra pareja se da cuenta de la inutilidad en su proceso repetitivo de culpabilización y quieren hacer algo con ese tema, se los podría invitar a culpar al otro por turnos. Esto dará lugar, por supuesto, a un darse cuenta de como se lastiman uno al otro construyendo así una empatía mutua. O, en lugar de culparse uno al otro podrían, por turno decirle al otro lo que hicieron y como sienten esas experiencias en el momento. El tipo exacto de experimento que se hace no es el tema principal (ya que su diseño viene del material que ha surgido, y depende mucho del estadío de la terapia con la pareja.) La preocupación principal es que su energía, darse cuenta y necesidades compartidas se "hagan reales" en acciones del momento presente de uno con el otro.

En esta etapa de la intervención, el terapeuta apoya un intercambio parejo de energía en el sistema de modo que un miembro de la pareja no agobia o domina al otro (con el otro permitiendo la dominación). Buscamos establecer igualdad en el poder, porque si el poder está sostenido predominantemente por uno de los miembros, la posibilidad de intimidad disminuye; un ejemplo sería una relación sadomasoquista. En la política y en el amor el poder corrompe y dos personas no pueden tener una relación totalmente adulta con una desigualdad de poder; pueden tener una relación tipo padre-hijo o de tipo sadomasoquista; pero estas no son relaciones adultas.

Es también durante esta etapa que el terapeuta tiene que estar atento en dos resistencias principales: confluencia y retroflexión. En términos de la diferencia de poder, un miembro de la pareja puede dominar porque el otro continúa siendo dominado. La retroflexión, detención de la expresión energética, ocurre porque hay un miedo a las posibles consecuencias (fantaseadas) dentro del sistema; ambos participan consciente o inconscientemente en preservar la seguridad conocida del status quo.

La clave para tratar con cada situación es de dos clases. Primero, el terapeuta debe enseñar (generalmente modelando la conducta) cómo expresar la energía física y emocional - incluyendo la rabia - de una manera responsable y constructiva. "Las parejas retroflexivas, por estar tan aisladas de otros fuera de sus fronteras, necesitan que se les enseñe a pedir ayuda, y a cómo llegar a otros para conseguir apoyo.

Segundo, debe recordarse que todas las conductas y resistencias individuales están co-creadas y mantenidas por la pareja. No existe tal cosa como un "proyector" sin un "proyectado", uno no puede ser confluente sin alguien con quien confluir, cada masoquista necesita su sádico y así sucesivamente. Por lo tanto, cualquier cosa que presencies en la interacción de una pareja debería sostenerse como un fenómeno del sistema y no la conducta independiente de uno u otro de los miembros. Hacerlo de otra manera sería desorganizar la frontera de su "parejedad" proponiendo un "paciente identificado", una intervención y un etiquetamiento sumamente destructivos.

Contacto

El contacto, como el darse cuenta son con frecuencia difíciles de definir porque su significado ha sido trivializado por el exceso de uso y la equívoca utilización que ha hecho de ellos la comunidad psicoterapéutica gestáltica. ¿Qué es "contacto"? ¿Qué significa estar en "contacto" con otro? ¿Cómo se siente? ¿Cómo es? ¿Cómo lo sabes?

El contacto, como dijimos antes, ocurre en la frontera de lo que es diferente del self y ha sido adecuadamente descripto (Latner, 1982; Perls et al., 1951). El contacto es la experiencia de encontrar la diferencia del otro y se conoce por la excitación o energía generada por este encuentro. El crecimiento ocurre en el momento-evento cuando nos organizamos para encontrarnos con el medio ambiente y cambiarlo y cambiarnos en el proceso. Cuando el momento de contacto se termina, desaparece la frontera y se forma una nueva con algo más; otra vez vemos este aspecto de la secuencialidad de la conciencia.

El uso creativo de le energía de la pareja a través de la experimentación intensifica el darse cuenta y el contacto y renueva el sentimiento de estar bien juntos. Aquí estamos hablando del contacto como una experiencia cualitativa cuya cantidad y frecuencia no es generalmente lo importante. Un pequeño momento de pura intimidad es más significativo que horas juntos sin contacto. Por otra parte, aún un despliegue desafiante de rabia, siempre y cuando sea experiencialmente auténtico y efectuado con responsabilidad, incrementa el contacto y conduce frecuentemente a una intimidad intensa posterior.

Después que pasa el momento del contacto o se completa el experimento, el terapeuta debe detener a la pareja y pedirles que manifiesten uno al otro lo que experimentaron. Este auto-informe evita cualquier desconexión prematura; da validez a su experiencia; les da tiempo para "masticar las cosas", aún las experiencias desagradables, vergonzosas, o confusas; apoyan la práctica por ser veraces y abiertas; e incrementan el valor que el contacto les ofrece a ellos como pareja. Finalmente, el terapeuta debería tomar un momento para reconocer positivamente la calidad del contacto y de la descripción de lo que ellos aprendieron a partir de eso.

Hace tiempo que en la terapia gestáltica existe el concepto que el contacto tiene de alguna manera mayor valor que las otras etapas del ciclo del experimento. En nuestro estilo de trabajo Gestáltico con parejas, no nos apegamos a una parte del ciclo más que a otro sino que preferimos mirar al proceso completo, la pareja "danzando" juntos; con el ritmo de un darse cuenta creciente, una unión energizada, una experiencia de estar completo y una suave separación. La danza es la mejor metáfora para pensar el modo en que una pareja está junta; son compañeros que se mueven juntos y también separados al ritmo de su propia música.

Resolución, Cierre y Retirada

Algunas parejas pueden parecer encerradas en lo que llamamos "pseudo contacto", que puede manifestarse como contacto real, pero en realidad es una especie de resistencia; lo que solía llamarse "hanging-on-a-bite" en los primeros días de la terapia Gestáltica, con su interés especial en las resistencias orales. Es una inhabilidad en dejarse ir, separarse y alejarse del otro. Aunque la interacción parece de contacto, le falta energía y aún observándola comienza a sentirse pesada, cansadora y hasta simplemente aburrida. Esta dificultad en cerrar se ve en el mundo diario con personas que simplemente no pueden colgar el teléfono o terminar una conversación personal o que hacen difícil lo que hubiera sido fácilmente resuelto. En las parejas esto aparece como una preocupación al procesar su propia experiencia y luego procesar su proceso, y después procesar el proceso de su proceso, ad infinitum (y ad nauseum). Esto es típico en parejas y terapeutas "new age", de aquellos con temas de inseguridad o abandono.

El terapeuta debe señalar a estas parejas que esto es parte de su proceso y que hay un momento para parar, un punto de descanso. Se los debe animar a experimentar el dejar ir y a encontrar satisfacción en encontrarse y en retirarse, abiertos a las experiencias que les aporten en esas situaciones. La vida es un ritmo de flujo y reflujo, dar y tomar, holas y adioses. Después que se hace el cierre y la experiencia se ha compartido y asimilado, la pareja alcanza el momento de retirada. El terapeuta en este momento enseña a la pareja que el silencio y la íntima reflexión en este contexto constituye una forma de adquirir solidez. Hay un tiempo de quietud en el que el próximo tema puede aparecer y ser tenido en cuenta. Esta separatividad meditativa es la culminación del Ciclo Interactivo de Experiencia y marca el fin de una parte del trabajo. También marca el valor y validez de la independencia de cada miembro de la pareja y el auto-apoyo cuando están juntos y cuando están separados. Cuando usamos el Ciclo Interactivo de Experiencia para observar, "criticar" de una manera equilibrada, e intervenir en el proceso de una pareja, estamos tomando una visión estética en la que nosotros estamos observándolos mientras hacen una simple transacción de "negocios interpersonales". Hablan de algo y mientras lo hacen observamos dónde y cómo se "atasca" su proceso para ayudarlos en un trabajo con un comienzo definido, un medio y un fin en el curso de la hora de terapia.

Contenidos

Nuestra tarea en la terapia Gestáltica de parejas es ver el proceso -cómo los clientes dicen lo que dicen y no qué dicen. Esto es todo un desafío porque es más fácil boyar con el contenido. El contenido es seductor. Piensa en todos los temas de contenido potencial en tu práctica diaria que podrían enredarte sin ser útiles para la pareja. Nosotros cesamos de "trabajar" en el momento que nos enredamos en el contenido. Nuestro trabajo es ver el proceso de la pareja y ayudarles a cambiarlo. Su trabajo es continuar con su contenido. Si nosotros simplemente unimos a la pareja en su contenido, dejamos de ser consultores adecuados en el proceso y nos convertimos en parte de su problema.

Nuestra suposición es que el mal funcionamiento del sistema ocurre una y otra vez, en forma independiente de lo que la pareja está hablando. Pueden estar hablando de sexo, dinero o mudándose a otra ciudad, pero las áreas de interrupción tenderán a ser las mismas. Y eso es proceso. No es en el contenido en el que se atascan. No quiere decir que algún contenido no los atasque más que otros, sino que es en el proceso dónde ocurre el problema con mayor frecuencia.

Una pareja podría atascarse al indagar demasiado en sus darse cuenta y no estar suficientemente interesados en hacer un contacto fuerte. Por ejemplo, cuando pelean por un problema financiero, pueden hablar de dinero por mucho tiempo, pero si no invierten su energía en hacer que algo suceda, sus esfuerzos van a fracasar por completo. O pueden hablar de mudarse a otra ciudad, pero si no generan una excitación suficiente su conversación no los va a llevar a una resolución. El atascarse en el darse cuenta sin entusiasmo achata nuestra experiencia de las cosas, sin importar el contenido. En el darse cuenta la inversión de energía es relativamente baja. La figura no es vívida todavía. No estamos intentando enganchar a nadie con ella. Simplemente estamos desplegando las cosas. El darse cuenta en sí mismo es una modalidad de baja energía. Necesitamos muy poca electricidad en el cerebro al tener un darse cuenta. No necesitamos de los músculos para eso. Y es importante que permanezca bajo por que es experimental. Nosotros queremos ser capaces de descartar la mitad de nuestras ideas porque si no lo hacemos todo se vuelve importante y nos atascaremos en ese lugar para siempre.

¿Qué pasa si la pareja logra un ciclo tranquilo y luego nos pide información? ¿Cómo manejamos esto? Ya que nuestra opinión está más informada que la del público en general, la gente que viene a nosotros tiene el derecho de esperar consejo sobre ciertos temas. Estos son momentos complicados, porque no importa lo que sepamos a través de nuestra experiencia, no importa lo que creamos, nosotros no sabemos lo que realmente es mejor para otra persona. Es nuestro trabajo, sin embargo, correr el riesgo de decir lo que creemos que sería mejor. Lo que hace potencialmente frustrante e inasible este área es que son a estos sistemas, habitualmente los más retroflectivos, que están más encerrados, y que no nos preguntan nada, a los que nosotros deseamos dar nuestra opinión porque hay tantas cosas obvias que no saben. Es difícil aconsejar a una pareja que no pregunta nada a pesar de que tienen una información que al terapeuta le parece desatinadamente incorrecta. Por ejemplo, puedes considerar que los chicos se las arreglan bien en situaciones en que ambos padres trabajan, si bien tus clientes dicen que sería desacertado dejar a su hijo porque el chico se sentiría sin cariño o se volvería un delincuente. Puedes tener una enorme tentación en tales momentos porque sientes tantos deseos de corregir su opinión.

Insistimos a nuestros terapeutas en no intervenir y siempre esperar a que se les solicite para hacerlo. Si no te lo piden, la posibilidad de que te oigan es mínima. No es útil desistir del trabajo con el proceso para pasar a darles información del contenido. Sin embargo, como profesionales, cuando nos preguntan (aunque sepamos que no sabemos qué es lo mejor), podemos dar una opinión informada que debería ser presentada como tal.

El contrato que establecemos al principio es que observaremos el proceso de la pareja y que se lo diremos, en vez de darles información del contenido. Esperamos que se nos pregunte más frecuentemente sobre el proceso. Nos sentimos mucho más libres informando sobre el proceso y con más certeza de que nuestros valores sean claros. Pensamos que es bueno que los miembros de la pareja aprendan estas cosas y que les será útil; estamos más deseosos de intervenir en temas de proceso que en temas de contenido. Al mismo tiempo, los datos que surgen en la hora de terapia nos proveen de elementos para una intervención clara sobre el proceso.

Polaridades "Desviadas"

La teoría Gestáltica del self incluye la idea de las polaridades. Los más notables ejemplos de este fenómeno psicológico son la "formación reactiva" resistencia descripta por Freud y la "sombra" de Jung, significando que cada cualidad personal lleva en sí una cualidad igual y opuesta, frecuentemente oculta a la conciencia pero que ejerce una fuerza real o potencial en la conducta diaria. La teoría Gestáltica considera a la personalidad humana como un conglomerado de fuerzas polares. Es una simplificación pensar a las polaridades en términos de dicotomía del estado de ser, tales como bueno versus malo, pacífico versus violento, fuerte versus débil y amoroso versus odioso, porque cada uno de nosotros posee no solamente un opuesto sino varios opuestos relacionados, lo que llamamos "multilaridades" (Zinker, 1977 p. 197). Los estados polarizados del ser y del hacer son estructuras intrincadas, con dinámicas complejas relacionadas con la historia personal, la auto-imagen, modelos de supervivencia, deseos, necesidades y percepciones de la realidad -sus "facticidad" e "historicidad" como dirían los existencialistas. Idealmente, la persona "saludable" experimentaría un flujo equilibrado de los muchos miles de polaridades, de una a otra, sin que ninguna fuerza polar domine u opere fuera del dominio consciente. Así es el ideal, pero la realidad es que ciertas polaridades tienden a ser más fuertes que otras llevando así a un conflicto intrapsíquico en el individuo y a un conflicto interpersonal cuando ocurre en una relación.

Cualquier polaridad "desviada", que está en desequilibrio, puede potencialmente hacer su aparición. Si el sistema de pareja es saludable cada parte desarrolla muchos aspectos potenciales. Si una persona está demasiado ubicada en una función mientras el otro no lo está es posible que ocurra una tergiversación de polaridades y se encuentren con dificultades internas y de interacción. Si persiste esta condición desequilibrada habrá un estancamiento y debilitamiento psicológico o agitación, rabia e irritabilidad.

¿Cómo ocurre la polarización en nuestro desarrollo? ¿Qué sucede cuando nos juntamos con otro? Habrá partes del self que permanecerán sin desarrollar durante un largo tiempo simplemente porque, por cualquier razón, estamos desarrollando otras partes de nosotros mismos. El resultado es que todos desarrollamos ciertos rasgos psicológicos mientras dejamos otros rasgos en "la sombra". Por ejemplo, se puede desarrollar el cuidar a los otros, pero el cuidarse a sí mismo puede permanecer en la sombra. O tal vez, la seriedad está bien desarrollada y el humor está sin desarrollar.

Ver en otro una cualidad que está sin desarrollar en uno mismo parece delicioso. Es fácil obtener aquella parte sin desarrollar simplemente uniéndonos a la otra persona; de repente tienes humor o auto-cuidado, un sentimiento de ser vivaz o bien organizado. Es una auto-realización instantánea y una sensación maravillosa. Nosotros lo llamamos "enamorados". La persona se siente "completa" y ciertamente está completa en ese momento. Y la otra persona que tiene diferentes cosas para desarrollar, sentirá también que su amado es atractivo. Así se unen y convierten en una unidad. Hoy, ellos como pareja hacen una unidad. Juntos, ellos, como una pareja constituyen una persona completa y nueva.

Paradójicamente, y con mucha frecuencia sin embargo, las cosas empiezan a funcionar mal en una pareja después de varios años, a raíz de sus aspectos sin desarrollar. Una razón es que los miembros de la pareja no valoran la característica compensada por el otro de la misma manera que cada uno de ellos valora lo que cada uno de ellos sí va desarrollando. Al mismo tiempo, sin embargo, saben que es importante y en cierto modo esencial, pero están indecisos. De esta manera se quedan con su pareja y disfrutan las recompensas de esa característica particular. Sin embargo no pasa mucho tiempo sin que el lado en sombra de ese placer se ponga en evidencia. Y la misma cosa que a uno de ellos le gustó antes, la misma cosa que le atrajo del otro, la encuentra ahora repulsiva.

Este es el tiempo más difícil que toda relación debe trascender: los miembros de la pareja deben quitar sus ojos de lo que el otro hace bien o de lo que hace pobremente y reapropiarse de lo que ellos hacen bien o hacen pobremente. Necesitan reconocer lo que aprendieron del otro sobre una determinada característica. También necesitan hacerse responsables de las características que puedan haber proyectado en su pareja. Cada uno debe detener el proceso de mantener su mirada pegada a la del otro. Esto dará como resultado libertad de elección y experiencia. Una vez que la cualidad en sombra es traída a la luz y es desarrollada, un a vez que se conocen sus complejidades, se está liberado de estar positiva o negativamente unido a la otra persona.

¿Qué puedes hacer como terapeuta cuando ves las polaridades tergiversadas? Por ejemplo, ves que él se mantiene haciendo bromas mientras que ella está con mucho dolor y desea contar la historia de sus dificultades. La respuesta es bastante simple: haces una afirmación clara y precisa de lo que están haciendo en el momento. Aquí hay una intervención potencial: "Bien, quiero parar por un minuto. Quisiera contarles algo que noto. Veo seriedad y humor en la interacción. Por alguna razón, uno de ustedes es el serio y el otro el gracioso, y parecen mantenerlo así. ¿Se dieron cuenta de eso? ¿Lo hacen en casa igual que aquí? Después que contesten podrías preguntar algo así: ¿"Por qué no se dicen cómo se sienten por ésto? ¿Les gustaría hacer eso? ¿O les gustaría ver si pueden hacer algunos cambios en esto que les ocurre?" Si están interesados y desean hacer cambios, puedes sugerirles experimentos, tales como roles opuestos, eso les ayudaría a darse cuenta de sus polaridades.

Complementariedad y Zona Media

Fusión versus diferenciación

La fusión con otra persona, sobre todo la primera vez que se experimenta es un acontecimiento poderoso, casi un éxtasis agobiante. La fusión con el otro es la experiencia primordial, el sueño original de unión con la madre. En el principio de la vida esta fusión no es lo que llamamos "amor" en el sentido usual. La fusión como la conocemos es una "necesidad", una imagen primordial, un tipo de anhelo indiferenciado. Es una sensación psicológica, vagamente consciente que se siente antes de los primeros balbuceos, mucho antes de poder decir "te amo" o "me falta algo". Se hace consciente con las sensaciones fisiológicas. Cuando la necesidad de unión no se satisface de algún modo, se está dañando al bebé o al niño.

Sólo más adelante en la vida este enorme anhelo adquiere las palabras con las cuales se hace conocer. Estas palabras difieren de cultura en cultura, ya que las distintas sociedades han desarrollado sus propios modos de cubrir este deseo. Por lo tanto, el amor tiene distintos significados en distintas épocas de nuestra vida, en diferentes etapas del desarrollo, pero la experiencia de "enamorarse" y la necesidad de fusión permanecen como un misterio esencial y, más allá de las palabras, constituye una forma de "alquimia psicológica".

Esta "alquimia", como química mágica que es, es hechizante. Existe un sentimiento excesivamente poderoso respecto a que uno, sin el otro está menos completo. De la misma manera, uno olvida que el otro es una persona única y completa, por derecho propio. La fantasía aumenta la curiosidad de saber quién es el otro en realidad. En la alquimia, los antiguos místicos trataban de fundir metales opuestos en un intento de hacer "oro". Esto es, en cierto sentido, análogo al anillo de oro de compromiso y matrimonio. Así como hay una "alquimia psicológica’, también existe una alquimia de la sexualidad. El otro es diferente, misterioso y en el corazón de este misterio hay algo que hace que el momento de contacto sea tan imponente, tan deliciosamente estimulante.

Pero, es triste decirlo (como si jamás hubieras pensado en ello), la fusión eventualmente fracasa. Tarde o temprano decae y da lugar a una necesidad nueva y más fuerte. El feto muere si se queda en el útero. Si una persona joven se queda en casa con la madre, morirá no sólo espiritualmente sino de otras maneras también. Lo que debe seguir a la fusión es la separación y la separación siempre involucra diferenciación. Diferenciación significa que la pareja sale de la fusión y comienza a desarrollar su propia mismidad.

En términos Jungianos esta es la "individuación" mientras que en la terapia Gestáltica la llamamos "formación de la frontera". En la terapia Gestáltica creemos que la única manera de adecuar el contacto es con las fronteras adecuadas. No puedes tener contacto con algo gelatinoso. Tampoco puedes tener conflicto con algo gelatinoso. Debes evolucionar desde una burbuja psicológicamente homogeneizada a un organismo delimitado, diferenciado con una identidad especial y un sentido de integridad. Entonces al hacer contacto con otro en el punto de tu propio terreno , experimentas la fricción placentera que te lleva hacia el fuego interpersonal. El fuego, en este caso no sólo se consume alegremente sino que también conforta e ilumina.

Concebimos lo que sucede en un sistema de dos personas como un ritmo de dos latidos, de fusión y de separación. Nos contactamos en diferentes momentos de nuestras vidas. También nos contactamos con diferentes intensidades; a veces con éxtasis, a veces con cólera, pero sobre todo apenas con una dosis de grato magnetismo. Después de este toque nos alejamos para luego juntarnos otra vez. Este proceso de fluir hacia adelante y hacia atrás es el juego dinámico de estar en la relación.

El tema de la fusión y la separación es una experiencia que aparece a lo largo de la vida en diferentes formas que concuerdan con diferentes épocas. Las parejas experimentan fusión cuando se enamoran por primera vez. Son inseparables. Se sientan y contemplan en los ojos del otro mientras se profesan un amor eterno. Posteriormente, mientras continúan con sus trabajos cotidianos y se hacen más familiares el uno con el otro, allí comienza el lento y sutil proceso de separación. Este es un momento de aumento del reconocimiento de las diferencias y una vuelta a la tarea de auto-actualización. La fusión se hace más difícil cuando nacen los hijos, aunque se puede sublimar dentro del sistema incluyendo a los hijos y a la familia. La separación se vuelve a experimentar mientras los hijos crecen y se van. Una vez más, la pareja queda sola, posiblemente como adultos más maduros y separados que eligen una vez más estar en una intimidad profunda uno con el otro. Posteriormente, la enfermedad y la muerte confronta a la pareja a una separación y la expectativa de fusión con algún poder eterno en una experiencia final de trascendencia.

Uno es traído a este mundo sólo para entregarse una y otra vez. La necesidad de afirmar el "Yo" como entre madre e hijo sigue a la fusión. Después del enamoramiento cada uno retorna a la individualidad confrontándose nuevamente con su sí mismo -sus necesidades internas, conflictos y talentos especiales. Cada miembro de la pareja confecciona su modo de funcionar en la relación, para trasladarlo al vínculo. Cada persona necesita obtener un darse cuenta de sí mismo como entidad separada y diferente del otro. Cada persona necesita aprender a diferenciar su experiencia propia de la modalidad y las experiencias del otro. Antes que la pareja pueda aprender a experimentar el "nosotros" de su contacto entre sí, necesitan reconocer su propio "Yo". El terapeuta apoya las fronteras individuales y podría pedir a cada persona que dijera oraciones como estas:

"Se te ve..."

"Yo percibo..."

"Yo siento..."

"Yo quiero..."

"Yo no quiero..."

Cada persona dice estas cosas por turno y no reactivamente al otro. La introyección, la proyección y la confluencia son las resistencias favoritas para contactar en este nivel: "Me parece que tenés hambre" o "Me siento tenso y se te ve tensa" o "Pareces enojado conmigo". Solo mucho después cuando la visión interior de cada uno se ilumine podrá validar y cuidar la experiencia del otro verdaderamente. Sin embargo antes que esto pueda suceder, el contacto-confluencia debe ser reemplazado por el contacto-conflicto. No puede haber diferenciación sin conflicto. Karl Jaspers, en el mismo sentido se refiere a "la lucha del amor" en la que dos almas necesitan comprometerse en un "combate creativo" para formarse a sí mismos (Schlipp, 1957), pero muchas parejas han sido embaucadas por Hollywood sintiendo que el conflicto significa "no nos amamos más" o que "ya no somos realmente el uno para el otro". Esto ocurre porque muchas parejas no han visto nunca en sus familias de origen la expresión y la resolución saludable del conflicto, (seguido por una expresión de cuidado y apoyo). La pareja puede estar asustada por la imagen fantaseada que tienen del conflicto y por el consiguiente miedo al fracaso en su relación.

El terapeuta Gestáltico enseña en este punto a la pareja cómo luchar limpiamente y cómo resolver e integrar las diferencias de una manera que involucre a ambos y no cause pérdida de estima en ninguno de los dos. El terapeuta valida la experiencia de cada uno mientras anima a ambos a respetar el modo que tenga el otro de ver una situación. Habiendo apoyado a ambos el terapeuta continúa apoyando el "nosotros" animándolos a encontrar una integración creativa de sus cualidades divergentes. El calor del conflicto resuelto acerca a la pareja con un interés renovado y a menudo con pasión. La diferenciación es seguida por la fusión. Y así este ritmo continúa y la Naturaleza sigue su curso.

Algunas diferencias por otro lado, no son reconciliables y deben ser aceptadas como tales. Uno puede amar y respetar a su pareja y aprender a aceptar la realidad existencial que no todos los problemas tienen solución. Así como Hollywood y Madison Avenue nos venden el mito sobre el amor como fusión, el movimiento de crecimiento personal nos vende la idea que todos los problemas interpersonales son solucionables. Esta ética introyectada fuerza a algunas parejas a destacar y negociar fanáticamente todas las diferencias hasta que se van exhaustos, avergonzados por fracasar y desilusionados del vínculo.

Las diferencias son esenciales para una relación madura. Las diferencias mantienen viva la relación. Llevadas al extremo conducen a una ruptura irreparable, más que a un espacio saludable para la relación.

La Función Complementaria

La complementariedad es el aspecto funcional de la diferenciación. Es cómo se vive la diferenciación. Desde un punto de vista evolutivo, un miembro de la pareja elige a otro para complementar las partes de sí mismo que no están conscientes, que no son aceptadas, o son estéticamente repugnantes. Las cualidades se ven en el otro de una forma romántica. Dos medio-personas se juntan para hacer un ser completo y así salir al mundo, con más efectividad.

Como lo discutimos anteriormente, la función complementaria es aceptada y apreciada en el otro mientras no se haya experimentado en uno mismo. Posteriormente, cuando esa cualidad rechazada comienza a moverse hacia la superficie de uno mismo, la conducta complementaria del otro puede ser experimentada con fastidio, cólera, irritación, y confusión. Lo que era romántico se ve ahora con gran crudeza (el sociable extravertido se ve como "un charlatán" y el introspectivo se ve como "un depresivo". En este punto el terapeuta de parejas Gestáltico puede ayudar a que cada miembro experimente con su polaridad rechazada como discutimos en la sección anterior. Algunos modos complementarios, tanto caracterológicos como estilísticos, permanecerán como características estables en un miembro en especial, sin importar cuanto crecimiento individual suceda. Es aquí que la complementariedad real (no neurótica, no proyectada) puede obrar para prestar variedad y excitación en la vida de la pareja. Cuanto más se desarrolle individualmente cada miembro de la pareja más se flexibilizarán y aclararán sus polaridades y más apreciará la conducta "loca" o idiosincrática del otro.

Mientras que la complementariedad acentúa las diferencias, la zona media atrae las similaridades. La vida tiene lugar en el medio, no en los extremos. En realidad, la vida no es algo extraordinario. Tampoco lo es la vida de las parejas. Hay tareas, trabajos, pago de cuentas, diligencias, llamados telefónicos, duchas matutinas, comidas, descansar en los brazos del otro al fin de un largo día. Es sólo cuando paramos, miramos y contemplamos que emergen los aspectos extraordinarios de la vida.

Mientras que, la complementariedad aumenta el voltaje la excitación, de la vida de la pareja, la zona media provee un lugar de descanso, un lugar donde la energía es pareja, más que extrema (donde se sincronizan los niveles energéticos). Mientras que la complementariedad estimula el conflicto, la zona media repone la confluencia serena.

La supervivencia y crecimiento de la pareja están determinados por un equilibrio entre complementariedad y confluencia. La figura de las diferencias es sólo significativa frente a un fondo de acuerdos, entendimientos, compromisos y placeres comunes. La figura de la confluencia es solamente viable frente a un fondo de color, diferencia, debate activo, discusiones y explosiones emocionales. Uno podría decir que el índice de supervivencia de una pareja es algo proporcional entre confluencia y contacto, o entre medio fondo y complementariedad.

Para determinar la zona media y equilibrar el trabajo, así como la percepción que la pareja tiene de sí mismas, el terapeuta puede desear explorar la zona media: ¿Cómo se conocieron? ¿Qué les gustó del otro? ¿Cuáles son sus creencias en común? ¿Qué disfrutan juntos cuando las cosas andan bien? Las respuestas a estas preguntas le recuerdan a la pareja que tiene un fondo común: su lealtad, devoción, amistad y trabajo duro. El terapeuta puede también descubrir con facilidad que la zona media de esta pareja no es sólida en absoluto, sino apenas una capa de hielo delgado. En efecto el terapeuta puede encontrar, que ellos no usaron su mejor criterio en el accionar juntos. Cada uno puede haber negado sus sentimientos y mentido al otro llevando a una amistad empobrecida. Finalmente el terapeuta puede descubrir que los sentimientos de lealtad y devoción son ajenos a esta pareja.

El terapeuta puede juzgar en el aquí y ahora cuánto conflicto puede tolerar este sistema sin separarse. La pareja puede necesitar ser confrontada con estas preguntas, corresponde averiguar si desean empezar a construir un fondo básico de confianza entre ellos para sostener el tipo de conflicto en el que están comprometidos.

Validar la Experiencia por Medio de la Resistencia

Las resistencias son las que suceden en la frontera entre cualquiera de dos subsistemas y de este modo son una forma de contacto. La resistencia puede suceder dentro de la pareja en su frontera de contacto, o la pareja puede formar un subsistema al resistir las intervenciones del terapeuta. La gente generalmente tiene resistencias "favoritas". Ellas son egosintónicas y caracterológicamente reales; quiere decir que una pareja usará la misma resistencia en sus interacciones con su terapeuta así como en su propia relación. Por ejemplo, las personas que retroflexionan entre sí se mantendrán juntos como sistema y evitarán el contacto con el terapeuta, retroflexionando. Su relación como pareja con el terapeuta espejará su relación entre sí.

Con frecuencia hablamos de la resistencia como si fuera un fenómeno exclusivamente intrapsíquico: "Yo soy retroflector" o "Yo soy proyector" o "Yo soy confluente". Las resistencias, sin embargo se originan en las interacciones. Se necesitan dos personas para producir una resistencia. Las resistencias se convierten en intrapsíquicas cuando se hacen habituales al repetirse una y otra vez las mismas interacciones. La persona responde a toda nueva situación como si fuera una situación vieja, sin notar otras cosas que están sucediendo y por lo tanto extiende intrapsíquicamente a situaciones nuevas lo que aprendió interactivamente.

Presencia

La formación de fronteras da sentido a un conjunto de acontecimientos o experiencias y diferencia a la pareja de su medio, del mismo modo que las fronteras dentro del sistema dan significado y diferencian subsistemas. Las fronteras no son sólo conceptos; existen. Aunque nuestro equipo sensorio no las vea directamente, son reales. Son en realidad campos energéticos. Experimentamos una frontera cuando la gente se pone demasiado cerca para hablarnos: parecen interferir en nuestro espacio personal. Queremos enviarle a nuestros pensamientos a nuestro propio paso y ritmo. Si la otra persona está demasiado cerca cuando producimos un pensamiento, éste tocará la frontera del otro antes de que estemos preparados.

En todo momento, cuando el terapeuta está mirando a una pareja, una de sus tareas es captar las fronteras. Los terapeutas deberían poder retirarse en cualquier momento e identificar las fronteras. La teoría gestáltica establece que la frontera está donde se experiencia la diferencia -cuando hay un "Yo" y un "tú" o un "nosotros" y un "ellos"- y ese crecimiento sucede cuando hay contacto en la frontera. Las diferencias deben ser marcadas antes que puedas hacer contacto: tengo que saber que tú y yo somos distintos antes que podamos estar juntos.

Cuando un terapeuta se sienta con una pareja, hay un momento en que pasa de ser espectador a ser una presencia para los otros. La demostración de la presencia del terapeuta crea un aura y refuerza una frontera clara alrededor de la pareja. Es en ese momento cuando te das cuenta que estás haciendo terapia de pareja. Sin esa presencia, el terapeuta es simplemente un testigo que está haciendo comentarios.

El diccionario menciona "espíritu" o "fantasma" por presencia. Aunque esto está lejos de ser una definición adecuada de presencia, indica ese estado especial de estar totalmente aquí con todo, en cuerpo y alma. Es una manera de estar con, en vez de hacer-le. La presencia indica estar aquí totalmente -abierto a todas las posibilidades. El estar aquí intrínseco de mi ser terapeuta estimula movimientos en las partes más profundas de mi mismo. La presencia del terapeuta es fondo contrastando la figura de otro u otros para que florezcan, se iluminen y se mantengan total y claramente.

Cuando experimento otra presencia me siento libre de expresarme, de ser yo mismo, de revelar cualquier parte tierna, vulnerable, confiar que seré recibido sin juicio o evaluación. Mi presencia como terapeuta me permite luchar con mis propios conflictos internos, contradicciones, preguntas problemáticas y paradojas sin sentirme distraído con insinuaciones o cuestionamientos demasiado definidos. Mi presencia como terapeuta me permite confrontarme sabiendo que tengo un testigo sabio. Tal vez, el término presencia pueda ser mejor descripto por lo que no está.

La mayor parte de la gente adquiere presencia a través del continuo paso del tiempo, el tiempo que les recuerda una y otra vez cuanto hay para aprender y lo poquito que saben. Presencia es el estado de admiración frente a un universo infinitamente complejo y maravilloso. Para adquirir presencia uno debe aprender muchas cosas y luego desecharlas. Para aprender presencia uno debe darse totalmente, como una persona rica, que después de trabajar durante muchos años adquiere gran riqueza, un día descubre que el mayor placer es dar todo lo que tiene.

Cuando hablamos de la presencia del terapeuta, queremos decir que el terapeuta se comunica en otra dimensión del self más allá de la intervención verbal. Cuando el terapeuta está realmente presente su visión es periférica y difusa. De modo silencioso y sutil el terapeuta está enraizado y lento más que frívolo o apurado. En este estado su respiración es profunda, plena y tranquila. Su sentido del tiempo es lento y medido. Su cuerpo está apoyado y alerta. No se "engancha", esto quiere decir que no está muy atraído por el contenido de la historia del paciente. Cuando la pareja está atascada, por ejemplo, el terapeuta se deja llevar por el silencio hasta que la tensión en la habitación le hace posible una intervención fuerte y clara. La pareja se alivia y no se siente abandonada. En el comienzo estas intervenciones oportunas, cognitivamente claras, y bien organizadas aumentan la confianza de la pareja en el rol del terapeuta y en su capacidad.

Cuando el terapeuta actúa desplegando una idea y conectándose con todo en el momento justo, deja, a la vez todo el espacio psicológico necesario para una interacción diádica. La pareja se siente validada y apoyada como totalidad, y cada miembro se siente totalmente visto y oído. El silencio del terapeuta mientras escucha y observa es de tanta importancia como las palabras que pudiera decir en una sesión que impacte a los participantes. Una presencia produce vitalidad al sistema.

Esto significa operacionalmente que no hacemos charla superficial, porque sino de esa manera distraeríamos a la pareja de su principal tarea: la de llegar a la mayor toma de consciencia de su propio proceso. Sí cada intervención es directa y clara, el espacio entre las intervenciones pertenece completamente a la pareja, y el terapeuta no atrae atención hacia sí mismo. La presencia y el "timing" enmarcan el poder de cada intervención mientras apoyan a la persona del terapeuta como una figura importante en el lugar. Al mismo tiempo, la pareja se siente respetada (vista), acunada (protegida), por esa persona importante.

Del mismo modo que la pareja, los terapeutas tienen también un campo energético que debe ser dirigido. Debemos establecer el ritmo del darse cuenta. Al principio, nos inclinamos y entramos al sistema para comenzar la sesión o hacer una intervención. Luego, retrocedemos, nos sentamos tranquilos y hacemos asociación libre. Para retirarnos del sistema y ofrecer una frontera limpia tenemos que dirigir nuestra propia energía para crear un estado de indiferencia creativa: un estado alerta, abierto, no expectante para la acción.

Cuando trabajamos con una pareja, debemos estar alerta de cuando irrumpimos en su frontera para que ellos nos incluyan. Debemos saber cuando queremos ser parte del campo de la pareja, a fin de influenciar, y cuando queremos hacerlo para observar. Al observar, no deseamos atraer su energía hacia nosotros, ya sea para que nos tengan en cuenta o despertar su interés. Hacemos esto solamente cuando queremos la total atención de ellos... y luego nos alejamos otra vez.

Una Estrategia "Dialéctica" de Intervención

Un Plan de Intervención en Tres Etapas

Como terapeutas, debemos observar bastante tiempo, escuchar bastante tiempo y experimentar lo que está ocurriendo con la pareja así podemos obtener suficiente información sobre su proceso para crear intervenciones adecuadas a su dilema. Para hacer esto necesitamos establecer nuestra presencia en el sistema y hacer que la pareja participe en un examen de su proceso.

La primer cosa que hacemos es empeñarnos en una cierta cantidad de conversación trivial. Esto establece nuestra presencia como terapeutas e inicia el contacto con la pareja. Esta es la charla social común de bienvenida. Nos aseguramos de hacer contacto con ambas personas y darles calidez para posibilitar la charla en temas íntimos.

Luego, discutimos las reglas terapéuticas de fondo. Les decimos a los participantes que la mejor manera en que podemos ayudarles es observándolos, que vamos a pedirles que hablen entre sí sobre cualquier cosa que sea importante para ellos y que vamos a actuar como testigos, que interrumpiremos cuando surja algo significativo para nosotros que creamos de interés o utilidad para ellos. Nunca hemos dado estas instrucciones sin encontrarnos con resistencia. Estos son los comentarios que oímos una y otra vez:

"Pero ya lo hablamos en casa, así que no servirá para nada hacerlo aquí".

"No tiene sentido hablarlo porque él (ella) no escuchará de todos modos y por eso estamos aquí".

"Yo no esperaba esto".

"Yo quiero decirle... ¿no quiere saber algo de nosotros? ¿No quiere saber nuestra historia o cómo llegamos a este lugar?"

"Nosotros vinimos para que nos aconseje, no para hablar entre nosotros de lo mismo".

"Eso sería demasiado difícil. Yo no sé si podré hablar en frente suyo mientras está sentado y escucha".

"Esto parece artificial y teatral. Es una situación falsa y no creo que funcione".

A esta altura, dejamos que aparezca la resistencia (como hacemos en todo buen trabajo terapéutico) quedándonos en eso hasta que conseguimos que cada persona exprese toda su resistencia con la situación. Por ejemplo, si los clientes dicen que es muy artificial y falso y que se sienten incómodos "actuando" para ti, nuestra respuesta podría ser: "Aprecio que me puedan decir que están incómodos. Tienen razón, es artificial. La situación terapéutica no es natural. Sin embargo, es muy importante para mi poder observarlos así puedo ver cómo se comunican. Sé que es artificial e incómodo, pero espero que puedan hacerlo de todos modos porque creo que es la mejor manera de ser útil a ustedes."

También explicamos que así como nosotros los podemos interrumpir cuando vemos algo que queremos decirles, ellos también pueden dirigirse a nosotros cuando necesiten ayuda o se atasquen, o cuando quieran informarnos o cuestionarnos. Ni bien nuestras instrucciones son claras salimos del sistema y delineamos una frontera. Mientras hablan entre sí, observamos su proceso y esperamos a que algo se haga figura.

Primer paso. El terapeuta comienza animando a la pareja a hablar de temas que les interesan. Esto da al terapeuta una oportunidad para observar el nivel de darse cuenta de la pareja dentro de sus propias fronteras. Después de obtener suficiente información fenomenológica, el terapeuta hace una observación. Esta es la primera intervención. La observación se basa en datos reales. Su objetivo es apoyar la habilidad, bondad, y el sentido de creatividad de la pareja, señala lo que existe para que la pareja tome conciencia de ello.

El terapeuta da tiempo a la pareja para responder, encontrar excepciones, cambiar significados y enriquecer su darse cuenta de como están con lo que son. El terapeuta "se desliza" en la energía generada por el sistema, en vez de empujar contra esa energía. Mientras la pareja se siente apoyada se instala en el proceso terapéutico. Cuando hay algo que se vuelve claro para nosotros, los interrumpimos para hacer una segunda intervención.

Segundo Paso. El terapeuta, entonces enfoca en el otro lado de la habilidad de la pareja, es decir, el costo de su bondad. Esto puede denominarse el "lado oscuro" del funcionamiento del sistema, es el descubrimiento de su inhabilidad. Esta es la segunda intervención. Con frecuencia esta es el área de mayor dificultad, y el terapeuta debería esperar resistencia en forma de negación, vergüenza, culpa, cólera o simplemente ignorancia. Este es un punto crucial, sutil, donde el darse cuenta del sistema es potencialmente ampliado; el terapeuta encuentra mucho cuestionamiento y discusión.

La resistencia, cuando surge, es siempre apoyada. Se estimula a la pareja a que mastique completamente la información generada, en vez de que se la trague entera. El practicante experimentado es consciente que si la pareja acepta sus puntos de vista demasiado rápido, el aprendizaje y el cambio no suceden. Se apoya a ambos miembros de la pareja de igual manera. Las intervenciones son equilibradas. Este enfoque también minimiza la polarización entre las personas dentro del sistema así como entre el sistema y el terapeuta. Sólo cuando las necesidades de ambos sean legitimadas fluirán y se abrirán al mundo.

Tercer Paso. El terapeuta puede luego continuar haciendo preguntas sobre lo que se puede hacer (poniendo en funcionamiento lo que se aprendió) para cambiar las reglas implícitas de enredos en conductas explícitas que permitan una menor tensión en los límites entre la pareja y el medio. La terapia Gestáltica usa experimentos para este fin; esta es la tercer intervención. Como se expuso, la situación terapéutica con la pareja es en sí misma un experimento. Construimos sobre eso introduciendo otro experimento. Todos los experimentos son situaciones inventadas, de corte dramático, o artificiales. Sin embargo son una porción de la vida donde podemos ver lo que sucede y se pone al descubierto. Una vez que captamos el proceso de la pareja -lo que es evidente en su estar juntos- trabajamos desde allí. La pareja puede seguir en esto, o podemos crear un experimento en el que se medite y aprenda algo.

Finalizamos la sesión volviendo a la charla trivial. Cambiamos de una situación artificial, estructurada a una más social, fácil y a un contacto humano natural. Les deseamos buena suerte y nos despedimos. La sesión es como un viaje en avión: despegamos, llegamos a cierta altura, viajamos durante un rato y luego aterrizamos.

Como Intervenir

Intervenir es hacer algo evidente para la pareja diciéndoles algo que ustedes como terapeutas ven o experimentan sobre sus conductas y de las que ellos no son conscientes. Hay varias orientaciones.

Interviene Audazmente. Tu certeza sobre la observación que hagas se debe destacar para que lo que digas sea recibido. Examina tus objeciones para ser audaz. Puedes preguntarte, "Supónte que no lo consideren apropiado". Entonces puedes preguntarles "¿Qué es lo que no concuerda con ustedes de lo que dije?". Esto te dará más información sobre los pensamientos y sentimientos de la pareja. Nunca discutas tu punto de vista al encontrarte con objeciones a tu observación, ya que simplemente te encontrarás con un aumento de resistencia. En cambio, interésate en la manera en que la pareja se experiencia a sí misma.

Suministra Información Fenomenológica. Cuando oyes o ves algo que quieres usar como intervención para ser oído, ofrece información fenomenológica de apoyo. Dile a la pareja lo que observaste y describe el rol que cada persona juega al crear la pérdida de claridad. Es posible que la intervención sea bien recibida porque no es enjuiciadora. Por lo tanto, una "buena" intervención

Informa Lo Que Se Evoca. Informar lo que evocó en ti, terapeuta, puede ser una intervención poderosa. Esto es especialmente cierto cuando ya has visto a la pareja en varias sesiones y has ganado su confianza.

Cuando ustedes sienten algo profundamente y lo comparten con claridad y fuerza, la gente con frecuencia responde con el mismo nivel interno del mensaje de ustedes. Esto no es una treta. Este es un mensaje sincero que desarrollas con tu generosidad emocional como testigo de un drama que tienes a tu cargo.

Si, por una razón u otra, no puedes hacerte cargo de cuidar, no te preocupes en compartir tus sentimientos, a menos que el "no hacerte cargo del cuidado" sea evocado por la manera en que la pareja tiene de estar contigo. Entonces, decirles como te "pusiste frío" en su presencia es aún otra manera poderosa de permitirles que se vean.

Enseña. Enseñar es otra manera de intervenir. Es un placer enseñar cuando una pareja directamente pide ayuda. Recuerda que al principio de todo, les ofreciste la opción de dirigirse a ti para pedir ayuda. Con demasiada frecuencia una pareja es tan retroflectiva que su energía está volcada hacia adentro uno del otro y no tienen ímpetu para ir hacia ti. Pueden no estar totalmente conscientes de tu presencia como un recurso significativo para ellos. Después de todo, ellos se han estado comportando de la misma manera rígida con el resto del mundo antes que vinieran a ti.

Si ellos realmente eligen pedir ayuda, tienes la oportunidad de enseñar. El enseñar es un arte. No es siempre dar información, aunque la información ofrece con frecuencia gran ayuda y alivio. Puedes hablarles también de libros que hayas leído o experiencias que hayas tenido, o llevarlos a las cosas que ellos conocen y que tienen que ver con su actual problema o situación.

Valores Estéticos de la Terapia Gestáltica de Pareja

Apreciar a una pareja estéticamente significa hacer juicios evaluativos sobre su forma. Por "forma" entendemos proceso, aunque en un grado mucho menor incluimos contenido, cualidades, características, cantidades y así sucesivamente. Hacer juicios implica la presencia de valores, algo es bueno o hermoso porque se percibe como tal. Los valores, también, implican que algo es preferible o más importante que algo más. Tener una visión estética de contacto interpersonal saludable necesariamente significa tener un sistema de valores sobre los que se basa esta estética.

Históricamente, nuestros valores, surgieron y se desarrollaron a partir de los trabajos colectivos de los fundadores de la terapia Gestáltica: Fritz y Laura Perls, Paul Goodman, Isidore From, y muchos otros. Después de haber trabajado con sus principios y refinado nuestro pensamiento a través de los años, estamos ahora en una mejor posición para articular nuestros propios puntos de vista de manera más clara y completa.

Cuando empezamos a trabajar más con parejas, grupos, familias y corporaciones nos vimos forzados a aumentar el terreno de los significados explícitos e implícitos de las interacciones en la frontera. Primero, empezamos a desarrollar un modelo de proceso más coherente de los conceptos individuales de sensación, darse cuenta, excitación, movimiento y contacto de Perls. Creamos un ciclo en el que un fenómeno sigue a otro en una especie de cadena, moviéndose de una experiencia sensoria vaga a la formación de una gestalt, desde la excitación que pide satisfacción, luego al movimiento para alcanzarlo y finalmente al contacto que satisface. Mientras nuestro trabajo progresaba, adaptamos una serie de valores y principios de teoría de sistemas y los incorporamos al enfoque Gestáltico. Esta noción de transitar desde la sensación al darse cuenta, de ahí a la terminación y satisfacción se convirtió en nuestro primer y fundamental factor estético.

La terapia de parejas Gestáltica valoriza lo que está -lo real, lo inmediato, lo tangible. No nos interesa la especulación, la interpretación o la categorización. Esto no significa, necesariamente que evitamos las herramientas básicas de nuestro quehacer, tales como test de personalidad, genogramas, el DSM-IV, y otros instrumentos de diagnóstico. Por ejemplo en el enfoque Gestáltico tendemos a "diagnosticar y clasificar" los fenómenos del sistema en términos de contacto-resistencia y modelos de frontera. Tales herramientas son importantes para determinaciones clínicas y proveen una buena información esencial, pero se quedan en eso: como fondo y para un uso secundario. Cada sesión de terapia es un nuevo encuentro y así lo que permanece en primer plano para nosotros en todo momento son los aspectos fenomenológicos del encuentro interactivo inmediato de la pareja. Estos aspectos incluyen el tiempo, espacio, cambio, darse cuenta, sensación, especialización polarizada, energía, coreografía de movimiento y ubicación, belleza, equilibrio, armonía, complementariedad, ritmo, contraste, calidad de contacto, naturaleza de la retirada, capacidad de "dejarse ir" y comenzar otra vez, humor y un "sentido de lo filosófico".

Nuestros valores "cardinales", desarrollados en el tiempo y a través de ensayo y error han llegado a veintidós. Estos valores con sus correspondientes principios de intervención se presentan a continuación. Las categorías de muestro sistema de valores Gestálticos son: Equilibrio, Cambio, Desarrollo, Conocimiento de sí mismo, Valores Holísticos y Forma.

Valores del Equilibrio

1. Valor Relaciones equilibradas.
  Principio Es inherente a la vida como seres humanos llegar a ser tanto dependientes como autónomos. Enseñamos auto-apoyo y también modelamos el apoyo mutuo; el ritmo equilibrado de fusión en la pareja y diferenciación individual a partir de eso.
2. Valor La importancia de compartir el poder en la pareja.
  Principio Tratamos de comprender y observar la diferencia del poder en sistemas pequeños. Las fuertes discrepancias en el poder dar lugar a una conducta abusiva.
3. Valor Fronteras claras tanto en la pareja como en el terapeuta.
  Principio Nunca tomamos partido ni perdemos nuestra frontera. Equilibramos una intervención con la otra; modelamos y trabajamos para una buena definición de frontera y de dirección.

Valores del Cambio

4. Valor Auto-actualización a través de la auto-regulación organísmica.
  Principio Una visión de la pareja mientras lucha por su completud, integración, fluidez y espontaneidad de funcionamiento. El sistema lucha por lograr un equilibrio entre quietud y movimiento hacia adelante.
5. Valor Aprender, haciendo.
  Principio Aprender a hacer en la práctica más que a discutirlos sólo en forma racional. Enseñamos, entusiasmamos y apoyamos la experimentación con una conducta novel y fresca para llevar a la pareja más allá de su funcionamiento actual, estancado y limitado.
6. Valor El cambio a través del darse cuenta.
  Principio El cambio que ocurre a través del darse cuenta y la elección activa está mucho más integrado y es más duradero que el cambio que pasa por alto el darse cuenta y la elección.
7. Valor Cambio paradójico.
  Principio Apoyamos la resistencia mientras unimos a la pareja. Cuanto más se apoye lo que está, mayor será el cambio.
8. Valor Privilegiar el proceso sobre el contenido.
  Principio Es casi siempre más importante cómo una pareja se expresa que lo que se está discutiendo.

Valores del Desarrollo

9. Valor La regla es que hay excepciones a casi toda regla.
  Principio Necesitamos comprender y apreciar el desarrollo y lo que está desarrollándose adecuadamente en nuestras intervenciones. Aunque puedan ser muy útiles, todas las reglas pueden ser potencialmente estúpidas y peligrosas (incluyendo ésta).
10. Valor Igualdad en el desarrollo experiencial (o "Lo que es bueno para la gansa es bueno para el ganso").
  Principio Creemos que los terapeutas al igual que los clientes, están en un estado de cambio y desarrollo constante y que ellos necesitan como nutrientes el exponerse a su propia terapia así como a una vida plena en un mundo mucho más extenso que el suyo propio.

Valores de la Consciencia de Sí Mismo

11. Valor El terapeuta "colorea" a la pareja.
  Principio Como terapeutas, constantemente "rastreamos" nuestros propios humores, deseos, conflictos, necesidades, ideologías cambiantes, porque la pareja sentada en nuestra presencia se verá afectada por ellos de una manera u otra, consciente o inconscientemente.
12. Valor Humildad profesional.
  Principio Respetamos la integridad sistémica de la pareja. Sin importar lo disfuncionales que sean; tienen sin duda la capacidad de cambiar a su manera.

Valores de lo Holístico

13. Valor Teoría de sistemas - el total colorea o abarca todas las partes individuales y es mayor que la suma de las partes.
  Principio Imaginamos a la pareja relacionada con un contexto sistémico formado por la familia extensa, el barrio, y la comunidad toda.
14. Valor "Ninguna persona es una isla".
  Principio Cada intervención debe tener como fondo el modelo del mundo "externo" de la pareja. Nosotros buscamos entender el "caldo" en el que ellos flotan en su vida diaria (como si todos los personajes en la vida del paciente estuvieran detrás de él o de ella como un "coro griego" siempre presente).
15. Valor La entidad de la "tercera persona" en la relación.
  Principio En el trabajo con parejas las intervenciones deben ser tanto sistémicas como complementarias. Las intervenciones a uno y no al otro- positivo o negativo- no será beneficioso para el sistema.
16. Valor La voz colectiva de la pareja.
  Principio Atendemos tanto a la voz única, así como al patrón de voces (en la psique y en el sistema).

Valores de la Forma

17. Valor Gestalts completas.
  Principio Enfocamos el modo en que la misma capacidad de la pareja crea partes alienadas que necesitan ser descubiertas y reintegradas a su vida interior. Siempre comenzamos con sus aspectos, sus capacidades no con sus carencias.
18. Valor Buena forma.
  Principio Dejamos que la pareja sea, y los dejamos ir. (Y, sin considerar cómo están siendo y dónde están yendo, apoyamos la buena forma que es "lo suficientemente buena").

 

19. Valor La importancia de toda la relación terapéutica como una entidad integrada y un acontecimiento estético.
  Principio Enfatizamos el proceso de la terapia (e intervención) y su calidad de movimiento. Valoramos ver la belleza así como lo feo, y la validez estética de la lucha del cliente-sistema, sus síntomas y su patología.
20. Valor La integridad del desarrollo de la terapia Gestáltica.
  Principio Buscamos la belleza simple que se encuentra en intervenciones terapéuticas que tienen temas, desarrollos, y resoluciones. Cada encuentro terapéutico es potencialmente un trabajo de arte.
21. Valor La integridad de la pareja como se encuentra ahora.
  Principio Aceptamos a la pareja donde está, nos unimos a ellos y nos acercamos a ellos como son con un sentido de aprecio por su capacidad de ser.
22. Valor La fenomenología del aquí y ahora.
  Principio Buscamos pautas tanto en la psique como en el sistema más extenso. Las observaciones más útiles parten de observaciones del proceso y fenomenológicas que acontecen en el aquí y ahora. (Ver discusión en Farber, 1943.)

Consideramos no sólo el proceso de la pareja sino también todo el sistema de terapia incluyendo la forma estética de la presencia e intervenciones del terapeuta. La pareja como individuos y como totalidad, luchan con sus problemas y el terapeuta está allí trabajando en la frontera de ellos como un testigo benévolo, protector y comprometido. Mucho de lo que hacemos como "artistas" se basa en dar marco a la información fenomenológica del proceso del sistema en términos de una metáfora o un tema. Esto le da a la pareja una perspectiva mayor de cómo están ellos entre sí y sus problemas.

Como en los primeros días de nuestra propia experiencia en terapia Gestáltica permitimos que nuestros clientes dejen el consultorio sintiéndose más "amigados" con la fuente de sus experiencias fastidiosas, dolorosas. Ayudamos a las parejas a reconocer que sus síntomas y conductas, y hasta sus resistencias, son esfuerzos creativos que tienen sus bondades, valor estético y un propósito. Luchamos por ayudarles a dejar cada sesión de terapia con el sentido que son personas que se consideran "buenas".

Nota

  1.  
  2. Todos los derechos reservados por Joseph C. Zinker, Cleveland Hights, Ohio, y Sonia M. Nevis, Brookline, Massachussetts. Este capítulo fue posible mediante la asistencia editorial de Paul Shane, uno de nuestros asociados de la escuela de graduados en Saybrook Institute, San Francisco, California. Partes del material fueron adaptados con permiso de In Search of a Good Form: Gestalt couple and Family Therapy (1994) de Joseph Zinker, Jossey-Bass, San Francisco, California y "The Gestalt Approach to Couple Therapy" (1992) de Joseph Zinker, de Gestalt Therapy Perspectives and Applications, editado por Edwin C. Nevis, Gardner Press Inc. Nueva York, Nueva York.
  3.  
  4. Referencias

 

Beisser, A.R. (1970). Teoría paradójica del cambio. En J. Fagan & E.L. Shepherd (Eds). Teoría y técnica de la psicoterapia y gestáltica. De. Amorrortu. Buenos Aires. Nueva York: Harper/Colophon Books.

Farber, M. (1943). The foundation of phenomenology: Edmund Husserl and the quest for a rigorous science of philosophy. Albany: State University of New York Press.

Harris, E.S. (1981). A new revised Gestalt theory of resistance. Manuscrito sin publicar y comunicación personal con los autores.

Latner, J. (1992). La teoría de la terapia Gestáltica. En Gestalt theory Perspectives and Applications. New York, Gardner Press. (Traducido por Edit. Cuatro Vientos, Chile).

Nevis, E. (1987). Organizational consulting: A Gestalt approach. New York: Gardner Press.

Perls, F., Hefferline, R., & Goodman, P. (1951). Gestalt therapy. New York: Julian Press.

Polster, E., & Polster, M. (1973). Gestalt therapy integrated. New York: Brunner/Mazel. Terapia Gestáltica. Ed. Amorrortu. Buenos Aires.

Schlipp, P. (1957). The philosophy of Karl Jaspers. New York: Tudor. (Hay edición en castellano).

Wheeler, G. (1991). Gestalt reconsidered. New York: Gardner Press.

Zinker, J. (1994). Creative process in Gestalt therapy. New York: Brunner/Mazel. El Proceso Creativo en la Terapia Gestáltica. Paidós.

Zinker, J. (1994). In search of good form. San Francisco: Jossey-Bass, Inc.