Foro de la MUJER

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Almuerzo de Agosto del 2013

Que es la Educación Hoy

El Doctor Guillermo Jaim Etcheverry  rodeado de las Mujeres del Foro.    En la cabecera Mercedes Dietrichtein, Irene Lawson,  Lucia Galvez,  Marcela Miguens, Maggie Benvenuto, Maria Teresa Solá , Patricia O Donnell y Eleonora  Nazar.

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El Foro en Acción  : Eleonora Nazar y Maria Ines Zavalia recolectando firmas

 

 Adrienne Vaullety tomó la palabra.

Maggie   Benvenuto (Fundacion Educar y Crecer)   Mercedes Bocca (Fundación   Redes Solidarias)

Marcela Miguens   abrió el almuerzo diciendo: 

Como presidenta de la Fundacion Redes Solidarias y de este  Foro ,  les doy la bienvenida a las que vienen por primera vez  y a todas, las que vienen siempre   y han hecho posible  la magnitud de estos encuentros.   Especialmente a Lucia  Gálvez  , co- fundadora del Foro  de la Mujer hace casi 14 años.

Para  a mi este  almuerzo es el mas importante del año  ,  porque vamos a tocar el tema de     LA EDUCACION , HOY ,  tema que  hemos querido siempre enfatizar desde este tribuna  renovando   nuestro profundo compromiso con ella.   Sabemos que la educación es la herramienta mas importante para vivir en Democracia.

 En ese sentido quiero destacar el trabajo que la Fundación Redes Solidarias viene  haciendo en  la zona mas pobre del país , en las comunidad aborígen "La estrella” en Salta. Allí Mercedes Bocca y su  equipo estan  desde hace años… ahora que llegó la electricidad  , están implementando un programa para  enseñar computación  tambien en  varias comunidades de la zona.

    Les pedimos a todas las que tengan notebooks en desuso ,las que puedan y quieran donarlas  que lo hagan y que por favor corran la noticia que estamos haciendo esta colecta d e computadoras  para las escuelas de los  chicos  viven en los lugares mas apartados del mundo .donde se lleva un profesor de computación bilingue   es decir que hable en dialecto para poder enseñarles- 

 Agradecemos muchísimo que esté con nosotros  y sea nuestro invitado de honor, un ícono de la educación  y la cultura, el Dr Guillermo   Jaim  Etcheverry a quien  recibimos con un gran aplauso .........

         TAMBIEN  QUIERO agradecer  la presencia de Maggie Benvenuto de la Fundación    EDUCAR Y CRECER.    Ellos realizan  un trabajo muy importante en propuestas educativas para comunidades vulnerables. Ya  nos va a contar un poquito lo que estan haciendo  ahora...

 Por ultimo Quiero recordar en este almuerzo al gran filósofo y educador francés Henri   Bergson   que cuando en Paris despedía a los alumnos que se graduaban en el  Liceo Luis 13 ,   les día que la verdadera educación no es  solo lo que aprende  en los libros y en el aula  sino todo aquello que a  través de ella    templa  la gentileza del corazón , “ la politesse du cour “.

Sin  esta gentileza del corazón  no hay educación integral,  valores ,  mente , corazón y espíritu .

Estamos viviendo en Argentina una triste cultura light , urge mas que nunca denunciar  la chabacanería , la vulgaridad , el materialismo a ultranza,  que están marcando la hora de nuestro tiempo.


 

PONENCIA DEL DOCTOR GUILLERMO JAIM ETCHEVERRY                             Desgrabación de la Dra Bonome 

Educar en la sociedad actual

 

            Los problemas de la educación son de una complejidad tal que resulta imposible abarcarlos en una breve exposición. Tal vez una manera de comenzar su análisis sea comentar dos aspectos centrales: la cantidad de personas educadas con la que cuenta la Argentina y la calidad de la educación que ellas han recibido.

 

Aspectos cualitativos de la situación educativa en la Argentina

            En términos generales, el país ha realizado un gran esfuerzo para educar a su población entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Hacia 1930, la Argentina contaba con menos analfabetos que España y que Italia y, por supuesto, que los países de América Latina. Eso demostraba el gran interés de nuestra clase dirigente por la educación lo que nos permitió acceder a mucho de lo que hoy constituye nuestro mejor patrimonio.

Han persistido, sin embargo, serios problemas de exclusión educativa. De cada 100 chicos que hoy ingresen a una escuela primaria, sólo 30 completarán la educación media. En la fuerza de trabajo argentina, es decir, la población comprendida entre los 25 y los 64 años, el 42% no completó la escuela media mientras que en Canadá no lo hizo el 16%, en Alemania el 17%, en EE.UU. el 12% y en Suecia el 18%. Vale decir, que tenemos una grave deuda ya que hay muy poca gente con educación media completa en una época en la que ésta es considerada como elemental para desempeñar cualquier tarea. Similar problema se observa a propósito de la educación universitaria. Así, mientras Argentina cuenta con alrededor de un 10% de personas con educación universitaria completa en su fuerza de trabajo, en Canadá hay 44%, en los  EE.UU. 38% y en Suecia 33%.

Además de este déficit de formación, existe una grave distorsión en la distribución social de la educación. En los sectores económica y culturalmente más favorecidos hay más graduados en educación media y universitaria que en los grupos más postergados, lo que reproduce la pobreza material y cultural.

Hemos contraído, pues, una importante deuda en lo que respecta la cantidad de gente educada con la que cuenta el país y se ha creado una distribución muy desigual del bien educación. Se trata de un problema que deberemos enfrentar en algún momento con más seriedad. Como resultado de estas distorsiones, en la Argentina hay casi un millón de jóvenes de entre 15 y 25 años que no estudian ni trabajan, la generación “ni-ni” que carece de toda expectativa de inclusión social. Esto representa una seria carga para el país, porque no nos referimos ya a gente pobre sino a personas excluidas que no tendrán ninguna  posibilidad de incorporarse a la sociedad. Quienes perciben que su vida no tiene importancia para nadie, tampoco se la asignan a la vida de los demás. Lo que resulta más preocupante aún es que este grupo está creciendo, lo que amenaza con configurar un serio problema ya que será muy grande la población que carecerá de aprecio por su vida y, por ende, por la de los demás con las consecuencias que esto tendrá para la seguridad y el equilibrio social.

            En síntesis, la Argentina tiene relativamente pocas personas educadas y, además, se caracteriza por una grave distorsión en lo que respecta a la distribución del bien educación entre los distintos grupos sociales y culturales.

 

Los resultados de la educación en el país

La otra cuestión importante es la calidad de la educación que reciben quienes acceden al sistema formal. La calidad es un tema muy debatido ya que su medición no es sencilla. De todos modos, hay acuerdo en que, al menos, al completar la educación media, un joven debería ser capaz de comprender lo que lee, hacer simples operaciones que supongan abstracción y orientarse en el espacio geográfico y en el tiempo histórico. Lamentablemente, esto no es así como lo demuestran las evaluaciones nacionales e internacionales que se han realizado.

Por ejemplo, estudiando el rendimiento de chicos que cursan el nivel primario en América Latina en lengua y matemáticas, en 1997 Argentina ocupaba el 2º lugar después de Cuba. En 2006, o sea nueve años después, Argentina está en el puesto 6º, después de Cuba, Costa Rica, Chile, Uruguay y México. Vale decir que no sólo no estamos en una buena posición sino que descendimos en los últimos años lo que constituye un motivo de gran preocupación.

El otro estudio que ya es muy conocido es el PISA, una investigación internacional de rendimiento en comprensión lectora, matemática y ciencias realizado en chicos de 15 años que se encuentran dentro de la escuela. Es preciso recordar que muchos han quedado en el camino pues abandonaron durante los primeros años de la escuela media ya que sólo entre el 30% y el 40% la completan. En el estudio PISA realizado en 2009, comparando chicos escolarizados de 15 años de edad en 65 países,  Argentina ocupó el puesto 54 en matemática, 58 en comprensión lectora y 55 en conocimientos de ciencias. Es decir que ocupamos los tramos finales de la tabla de posiciones como ha sucedido en 2000, 2006 y 2009.

Los jóvenes de 15 años que carecen de capacidad de comprensión lectora representan el 52% en Argentina mientras que en Canadá constituyen el 10%. Lo mismo sucede en matemática: en Argentina el 64% de los jóvenes tiene escaso conocimiento de matemática, el 8% en Finlandia, el 8% en Corea y el 11% en Canadá.

Estos datos confirman las graves dificultades que enfrentamos en relación a los  logros académicos de nuestros chicos y jóvenes. Al cabo de 12 años de escuela, cabría  suponer que los jóvenes comprenden lo que leen, pueden realizar operaciones de matemática que suponen capacidad de abstracción, en fin, que poseen ciertos conocimientos y habilidades elementales.

Tampoco contamos con un grupo que demuestre una gran formación. Quienes tienen gran capacidad de comprensión lectora representan el 1% en Argentina, el 13% en Canadá y el 6% en Corea. A su vez, el nivel alto de rendimiento en matemática representa el 0,1% en Argentina, el 4% en Canadá y el 5% en Finlandia. Finalmente, en ciencias, el porcentaje del nivel más alto es 0% en Argentina, 3% en Finlandia y 1% en Corea.

            Estos datos confirman el grave problema de calidad que caracteriza a nuestra educación. En otras palabras, aún quienes están en la escuela aprenden poco. Esta tendencia se observa en escuelas de gestión estatal y también en las de gestión privada. Inclusive en aquellas instituciones en las que los padres adquieren educación, y a alto precio, existen graves deficiencias en el rendimiento académico de los chicos.

En un reciente estudio realizado en la Ciudad de Buenos Aires, es muy poca la diferencia en el rendimiento de los chicos que asisten a escuelas de gestión pública y de gestión privada. O sea que hay escuelas de gestión estatal muy buenas y otras muy malas y escuelas de gestión privada muy buenas y otras muy malas.

Es importante advertir que no pocas veces, cuando se buscan escuelas de gestión privada, los padres se interesan por factores tales como el nivel social del alumnado o la práctica de deportes, condiciones importantes pero no siempre enfatizan la exigencia o la calidad de educación que reciben sus hijos. Se trata de una falla fundamental que plantea la necesidad de desarrollar una demanda de calidad de educación que hoy está ausente.

 

Relevancia social de la educación

¿Cuál es el motivo por el que nos preocupamos poco por la calidad educativa? No es fácil enseñar en la sociedad actual y no lo es porque la educación es un valor claramente desprestigiado. Los chicos no ven en los maestros a los depositarios del conocimiento. Y tampoco los ven los padres ya que se ha roto el pacto que los vinculaba con la escuela. El pacto, que era padres y maestros asociados para educar a los chicos, ha sido reemplazado por la alianza de los padres con sus hijos en contra de la institución escolar. Esto confirma que se concibe a la escuela como una institución opresiva que limita las posibilidades de los chicos al establecer una serie de condiciones para entregar algo que en ella se valora: la certificación. Lo que esperan los padres es que la escuela confirme que sus hijos “aprobaron” sin mucha preocupación por lo que sustenta esa afirmación. En muchas jurisdicciones del país en las que durante meses o incluso un año no se han dictado clases, los padres no reclaman que se recupere lo perdido sino que se  reconozca como aprobado lo que no han hecho. Esta situación constituye una clara lección de hipocresía al demostrarles a los chicos que lo que hacen en la escuela no importa.

La escuela se ha ido convirtiendo gradualmente en una “guardería ilustrada”, en la que los padres depositan a sus hijos para que sean entretenidos: se quejan si los hijos se aburren o si son importunados con exigencias exageradas. Esta pérdida de la significación de la escuela constituye uno de los problemas centrales de la crisis actual. Surge de pensar que, en una época como la nuestra, los chicos ya lo saben todo, son unos geniecillos porque manejan una computadora. Parece no advertirse que los chicos están jugando con las herramientas de su época. No se necesita genialidad para manejar una computadora ni para encender un televisor. Escribir un poema constituye un mayor compromiso intelectual y creativo. No lo creen así ni los padres ni, sobre todo, los abuelos quienes suponen que porque los chicos manejan esas máquinas están muy por encima de ellos.

Esto ha hecho que en una época como la nuestra en la que se privilegia lo joven como valor absoluto, los mayores nos hayamos retirado de nuestra tarea de educar y de corporizar, padres y maestros, ese conocimiento. Al disminuir el interés social por la escuela, también lo ha hecho la jerarquía social del maestro. Baste con imaginar la reacción de los padres frente a la declaración de sus hijos que quieren trabajar como maestros o profesores. Esa respuesta es una radiografía de la hipocresía de nuestra sociedad, que por un lado sostiene que entrega a la escuela el tesoro de sus hogares pero que se resiste a que sus hijos reciban el tesoro de otras casas. Mientras esta situación no se modifique, hablar sobre educación será una pérdida de tiempo. Es preciso que se vuelva a considerar a la escuela como un ámbito fundamental en la formación de los chicos, en la expansión de sus posibilidades de ser, expansión que estuvo, está y seguirá estando a cargo de personas. Efectivamente, la educación es una relación entre personas: entre padres e hijos, entre maestros y alumnos. Es un vínculo que no puede ser transferido a las máquinas. Obviamente en una época en que éstas son omnipresentes, deben estar en las escuelas pero no se puede confiar en que resolverán el problema educativo. Esto sólo se logrará cuando otorguemos la suficiente importancia a la educación, cuando acompañemos la tarea del docente, cuando nos preocupemos por la calidad de la educación que reciben nuestros hijos, reflejo de la exigencia y de la calidad del trabajo académico.

No pocas veces hijos y padres se cuestionan acerca de la “utilidad” de lo que se enseña en la escuela. En realidad, la idea que subyace es que esas cuestiones no les servirán para hacer dinero de manera inmediata. Es posible que sea así, porque la educación está diseñada para que niños y jóvenes se construyan como personas que además, tendrán que trabajar. El objetivo de la educación es que las nuevas generaciones aprendan lo que pueden ser. Hace 2.800 años Hesíodo, un poeta griego contemporáneo de Homero, señaló que “Educar a una persona es ayudarla a ser lo que es capaz de ser”. En esta sugerente definición se encuentran los dos atributos esenciales: el ayudar al otro. ¿A qué? A conocer sus posibilidades, aquello que es capaz de ser. El hecho de que esta definición tenga 28 siglos, indica que en el ser humano anida algo permanente, que hace a su propia naturaleza. De esa relación con lo esencial se ocupa la educación. No podemos privar a nuestros chicos de esas posibilidades. Hoy son lo que son porque nosotros somos lo que somos. No es cierto que los niños sean el futuro. El futuro es nuestro porque estamos construyendo a esos chicos. Es esta una responsabilidad de la que nos estamos retirando porque creemos erróneamente que no tenemos nada para decirles.

Vivimos en una época de lo veloz, lo rápido, lo superficial, en la que saltamos de una cosa a la otra. En ese contexto es difícil educar porque la escuela es, en realidad, un ámbito del otro tiempo. Es una institución contracultural, en el sentido de que va en contra de la corriente que representan estas tendencias sociales.

¿Por qué insistimos en la lectura? Porque proporciona una puerta para acceder a ese otro tiempo: al tiempo lento, al de la reflexión, del pensamiento, de la imaginación, que es un tiempo humano por excelencia. Vivir en el tiempo rápido y superficial hace que no percibamos que todas las herramientas tecnológicas que usamos son el resultado de quienes las pensaron en el otro tiempo, que probaron, que investigaron. Nuestros chicos tienen derecho a explorar ese tiempo lento y es nuestra responsabilidad hacerles advertir esa trascendencia.

Vivimos en una sociedad sin historia en la que pareciera que las nuevas generaciones crean todo de la nada. Se trata de una concepción sumamente preocupante porque hace perder el sentido trascendente de la actividad actual. Si no entendemos de dónde venimos, si no tenemos noción de la historia, es muy difícil que percibamos la trascendencia de lo que hoy hacemos, que será historia en el futuro. Ese encadenamiento de las generaciones se está perdiendo aceleradamente, porque ante nuestra deserción, ante nuestra convicción explícita o implícita de que estamos de más, de que las actuales generaciones son autosuficientes, prioriza al mundo juvenil hasta extremos insólitos. Así, por ejemplo, en algunos hogares los chicos viven aislados, comunicados con el exterior por medio de la tecnología sin siquiera saber lo que sucede en su familia. En una época que privilegia el individualismo, las redes sociales permiten a las personas que se creen el centro del mundo, hacer público todo lo que les sucede como si fuera merecedor del interés universal. Parecería que si no estamos permanentemente en contacto con ese suceder de la vidas de los demás nos perdemos algo fundamental.

Como todo progreso la tecnología actual ofrece grandes ventajas pero no está desprovista de problemas. Puesto que de este estado de cosas no hay regreso sino que estas tendencias se profundizarán, es importante que tratemos de mostrar a las nuevas generaciones lo que vamos dejando en el camino. Porque, en última instancia, lo que corre peligro es la herencia. La educación es una maquinaria de transmisión de herencia. Es poner al recién llegado en posesión de algo que estaba antes de que él llegara y que perdurará después. Hoy pareciera que el conocimiento es inútil, porque basta con buscarlo en las redes. Incidentalmente, antes ese saber estaba en los libros que era preciso leer y estudiar ya que no bastaba con que estuviera en las bibliotecas para incorporarlo.

No advertimos que en cada acto de nuestras vidas, en cada juicio que emitimos, se pone de manifiesto todo lo que somos. Esta es una construcción compleja que se desarrolla al cabo del tiempo con esforzado trabajo, lo que hoy parece haberse olvidado. El ser humano “catedral”, construido de modo complejo, está siendo reemplazado por el ser humano “panqueque”, extendido en superficie y con mucho contacto con su alrededor pero muy delgado. El sentido ha dejado de ser buscado en la profundidad y hoy se lo busca en la superficie.

 

Reflexiones finales

Me he propuesto plantear algunas de estas cuestiones con la intención de sembrar  inquietudes que ayuden a reflexionar sobre la crisis educativa que se advierte en los datos numéricos pero que no termina en ellos. La educación es un intangible que no siempre se puede medir.

Es imposible que haya buena educación si no contamos con buenos maestros y profesores. Pero junto a ellos debe haber alumnos, personas en actitud de aprender. Por ejemplo, en Finlandia, país que lidera los rankings educativos, se ha puesto el énfasis en contar con buenos maestros cuya actividad es considerada como la de los profesionales universitarios y por ende, a quienes se les paga muy bien, los padres respetan su tarea y, frente a las grandes exigencias que plantean, los chicos hacen el esfuerzo.

            Hay que volver a considerar a la escuela como el ámbito al que se asiste para desarrollar las capacidades con esfuerzo, una dimensión hoy perdida. Se pretende que los chicos “aprendan a aprender”, consigna que define a la pedagogía contemporánea. Siempre se aprendió a aprender ya que somos máquinas de hacerlo. La diferencia es que hoy paree haberse descubierto el secreto de aprender a aprender sin aprender nada. Baste el ejemplo de la lengua que ha dejado de enseñarse. Se escribe con letra de imprenta porque es más fácil, no se conocen las reglas de ortografía, se acabó con el dictado. Al decir de una maestra “los chicos nos dictan y después trabajamos sobre esto”. Se trabaja, nadie aprende nada, una pedagogía “light” que acompaña a una sociedad “light”.

Sin embargo, nuestros niños y jóvenes tienen derecho a que les mostremos que el ser humano ha logrado hacer otras cosas además de la banalidad, superficialidad y grosería que les mostramos a diario. Deberían saber que la humanidad ha sido capaz de logros muy trascendentes resultado de la reflexión, de la imaginación, de la búsqueda de la belleza cuya frecuentación es también importante.

 


 

 

 

 

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